The Priesthood Of All Believers

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by Mario Vega

The fundamental difference between the Roman Catholic Church and the evangelical church is not the use of images, priestly garments, liturgy, the cult of Mary or any of the other common differences. Rather, the main difference lies in how a human being can relate to God.

For Catholics, humans can only approach God through the church, which is the dispenser of grace. That grace is given to human beings by means of the sacraments, and those sacraments in turn, can only be administered by the priests. On the basis of these premises, it is not difficult to understand why Catholics believe that there is no salvation outside the church (and that church happens to be their own).

For our part, evangelical churches believe that humans can approach God directly without the mediation of the church, or any other human being. Faith alone is the means by which sinful man can find justification. Although we thank God for gifted leaders in the body of Christ, we do not think that they can be the channels through which the saving grace of God flows.

This places believers in evangelical churches on a level playing field under the conviction that it is God who saves the human being and not the human being who saves himself. This basic fact is often neglected, and when it is, believers adopt a laid-back attitude and allow full-time professionals to do the ministry for them.

The cell model has the advantage of encouraging all believers to be ministers on a mission. It provides equipping resources for everyone to do the work of ministry. It offers sufficient room for all to exercise their spiritual gifts. In this way, it helps evangelical believers to truly practice the priesthood of all believers.

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El sacerdocio de todos los creyentes

por Mario Vega

La diferencia fundamental entre la Iglesia Católica Romana y las iglesias evangélicas no reside en hechos visibles como el uso de imágenes, las vestiduras sacerdotales, la liturgia exuberante, el culto a Mara y otros aspectos que usualmente se mencionan. La diferencia se encuentra en la concepción de cómo el ser humano puede relacionarse con Dios.

Para los católicos el ser humano solamente puede acercarse a Dios por medio de la iglesia, quien es la dispensadora de la gracia. Esa gracia se otorga a los seres humanos por medio de los sacramentos y, estos a su vez, solamente pueden ser administrados por los sacerdotes. Sobre la base de esas premisas no es difcil comprender la clásica afirmación católica que fuera de la iglesia no hay salvación.

Por nuestra parte, las iglesias evangélicas creemos que el ser humano puede acercarse directamente a Dios sin la mediación de la iglesia y de ningún otro ser humano. La fe sola es el medio por el que el hombre pecador encuentra la justificación. Aunque las personas que poseen los ministerios son apreciados, en ningún momento se piensa que ellos puedan ser los canales por los que la gracia salvadora de Dios fluye.

Esto coloca a los creyentes en las iglesias evangélicas en una igualdad de condiciones bajo la convicción que es Dios quien salva al ser humano y no el ser humano quien se salva a s mismo. Esta realidad básica muchas veces es descuidada y los creyentes adoptan la actitud cómoda de abandonar su misión para dejar que unos pocos profesionales a tiempo completo la desarrollen.

El modelo celular tiene la ventaja de animar a todos los creyentes a ser protagonistas de la misión de la iglesia. Provee recursos de entrenamiento para que todos hagan la obra del ministerio. Ofrece los espacios suficientes para que todos puedan ejercitar sus dones espirituales. De esta manera, se desarrollan las condiciones para vivir a profundidad lo que esencialmente se define como el ser evangélico.

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