Dios está llamando a su iglesia a ser hospitalaria

Por Joel Comiskey

2017

Admiro a la gente hospitalaria. Me refiero a aquellos que siempre están dispuestos a abrir sus hogares y sacrificarse por los demás; así es como quiero ser. ¿Por qué? Porque así es Dios. Dios ama a las personas y está en comunidad constante con los otros miembros de la Trinidad. Él llama a la iglesia su familia y promueve el amor por encima de todas las demás características. De hecho, dijo que por nuestro amor el mundo sabría que somos sus discípulos.

Ser hospitalarios es difícil, mi esposa y yo hemos estado dirigiendo grupos celulares durante los últimos 20 años. La mayor parte de ese tiempo, no solo hemos liderado el grupo sino que lo hemos alojado en nuestro hogar; creo que es mejor tener un anfitrión permanente, pero esa no ha sido nuestra experiencia. Es difícil cuando la gente sale tarde y la limpieza espera. Es difícil cuando pienso en las muchas tareas que tengo al ser hospitalario, sin embargo, mi oración es que la Trinidad me hará más como él.

Recuerdo cuando plantamos la iglesia en Moreno Valley, California, usando nuestra casa como la plataforma de lanzamiento. Luché con el aluvión constante de personas en nuestra casa y el desorden resultante. Me resultó difícil practicar la hospitalidad y estaba de rodillas, pidiéndole a Dios paciencia y gracia para tratar con ciertas personas. Dios continuamente tuvo que recordarme que mi hogar y posesiones no son mías, le pertenecen a Él, y Él quiere usarlas para bendecir a otros.

En la sociedad actual, la hospitalidad se está convirtiendo en un arte perdido. Las personas a menudo están poseídas por sus posesiones, insisten en su tiempo personal y abren sus hogares cada vez menos.

En los tiempos del Nuevo Testamento, la hospitalidad representaba el mensaje del amor de Dios a través de la nueva familia de Dios. Debido a que la iglesia primitiva se reunía en los hogares, la hospitalidad era una práctica natural y necesaria. La hospitalidad ayudó a fomentar lazos familiares entre los creyentes y proporcionó un entorno en el que moldeaba y reforzaba una nueva identidad.

Pablo alienta a la iglesia en Roma a practicar la hospitalidad (Romanos 12:13), el escritor de Hebreos les recuerda a los creyentes que no descuiden la hospitalidad (Hebreos 13: 1-3), y Pedro desafía a la comunidad a ofrecer hospitalidad a manos abiertas (1 Pedro 4: 9) La hospitalidad, en cada uno de estos pasajes, es una expresión concreta de amor por la familia de Dios y aún más por los extraños, tal como lo vemos en el Antiguo Testamento.

Tal hospitalidad no solo era práctica, sino que se la veía como una participación en el ministerio del evangelio. El apóstol Juan dice: “Te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas.”. . . . Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos. Por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad, y así colaborar con ellos en la verdad.” (3 Juan 1: 5-8).

Dios nos esta llamando, a su iglesia, para abrir nuestros corazones y hogares a otros. Seamos hospitalarios, como la Trinidad.