Errores en el Ministerio Celular

Los Básicos Celulares

2015

Por Joel Comiskey

He cometido algunos errores en el ministerio celular. De hecho, la mayor parte de los valores y principios importantes que han surgido en el camino, han sido debido a los errores y equivocaciones.

Recuerdo que en 1984, escuché por primera vez a David Cho hablar en el Seminario Fuller. Compré todas las cintas y las escuché una y otra vez. Devoré su nuevo libro, Successful Home Cell Groups (Exitosos Grupos Celulares en las Casas), y lo enseñé a los líderes de mi nueva iglesia fundada en Long Beach, California. Incluso abrimos algunos grupos celulares, aunque tenía poco conocimiento acerca de qué hacer en la célula o cómo entrenar a los nuevos líderes. Pero entonces un miembro influyente me instó iniciar la celebración dominical de inmediato. Puse en marcha la celebración del domingo antes de tener preparados a los líderes, grupos o miembros. Durante los próximos cuatro años me convertí en un pastor enfocado en la celebración dominical, tratando desesperadamente de conseguir que la gente volviera cada semana para sentarse, escuchar mis sermones, ¡y volver de nuevo! He aprendido desde entonces que es mucho mejor esperar a empezar los servicios de celebración del domingo cada semana, hasta que haya suficientes células, líderes y personas en esas células (para más información sobre esto, vaya aquí_______)

En 1993, yo era parte de un equipo pastoral en Quito, Ecuador, ayudando a dirigir una iglesia basada en la programación, de 500 miembros, llamada El Batán. Alguien sugirió que comenzáramos grupos pequeños, por lo que comisionamos a cinco personas para iniciar estas células. Luego nos olvidamos rápidamente de ello. Después de todo, este era sólo uno de los muchos programas que existían en la iglesia en ese momento. Cada uno de los grupos con el tiempo fracasó y uno de ellos incluso se convirtió en un bastión de chismes y rebelión. Aprendimos que si íbamos a iniciar y mantener grupos celulares sanos, necesitábamos equipar a los futuros líderes, entrenarlos con diligencia, y dar prioridad a las células como la base de nuestra iglesia – no sólo como otro programa.

Mi último error ha sido más sutil. Durante mucho tiempo, vi la multiplicación como el principal objetivo o meta del ministerio celular. He llegado poco a poco a darme cuenta que hacer discípulos debe ser el enfoque principal, el porqué del ministerio celular. Este error me llevó en el pasado a multiplicar grupos celulares sólo por multiplicarlos – como si esta fuera la razón principal para el ministerio celular. En mi afán de abrir nuevos grupos con el fin de “llegar a la meta”, a menudo he tenido que dar marcha atrás y cerrar los grupos que carecían de un liderazgo de equipo, de calidad. Desde entonces he aprendido a concentrarme en el discipulado y sólo abrir grupos cuando existe un equipo preparado, de hacedores de discípulos, que estén listos para dirigir el nuevo grupo. He refinado mi definición celular para incluir este nuevo enfoque: las células son grupos de 3 a 15 personas que se reúnen semanalmente fuera del edificio de la iglesia con el propósito de la evangelización, la comunidad y el crecimiento espiritual; con el objetivo de hacer discípulos que hagan discípulos que resulten en la multiplicación. He aprendido que la multiplicación siempre debe ser el resultado en lugar de la meta del ministerio celular.