Los Básicos Celulares

La Llenura del Espíritu: Qué Es

Por Joel Comiskey

Tomado del libro El Grupo Pequeño Lleno del Espíritu: Dirigiendo Su Grupo para Experimentar los Dones Espirituales (Chosen Books, 2005). Disponible aquí o llamando a 1-888-344-CELL (Estados Unidos).

Durante dos años, viví en Pasadena, California, en la casa del famoso Desfile de Rosas de Año Nuevo. Un año durante el Desfile de Rosas, una hermosa carroza repentinamente hizo varias explosiones y se quedó parado. Estaba sin combustible. Todo el desfile se detuvo hasta que alguien pudo conseguir una lata de combustible para la carroza y entonces se pudo seguir adelante de nuevo. ¡Lo divertido era que esa carroza representaba a la «Standard Oil Company» (una compañía que vende combustibles)! Incluso con sus inmensos recursos de combustible, el camión de la compañía había quedado sin combustible. De una manera muy similar, los cristianos descuidan a menudo su mantenimiento espiritual, y aunque han estado llenos con el Espíritu Santo, necesitan ser llenados nuevamente. Cuando al más gran evangelista del siglo XIX, D.L. Moody, se le preguntó por qué él necesitaba ser llenado continuamente del Espíritu Santo, él contestó, «¡Porque tengo pérdidas!» Al igual que Moody, todos nosotros nos quedamos sin combustible, y necesitamos que el poder del Espíritu Santo nos dé una recarga diaria en nuestras vidas. Este capítulo clarificará cómo ser llenado continuamente del Espíritu Santo. En Efesios 5:18, Pablo escribió: « No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.»

El Poder del Espíritu Santo

En Efesios 5:18, Pablo escribió: « No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.» En el griego original, la frase sed llenos realmente es un verbo en el tiempo presente. Para decir «una llenura de una sola vez,» Pablo habría usado el tiempo pasado o un tiempo verbal futuro; en cambio, él escogió el tiempo presente para mostrar que la llenura del Espíritu Santo no es un evento de una sola vez, sino una experiencia continua. La Escritura dice que debemos llenarnos continuamente del Espíritu, no sólo una vez o dos veces.

La palabra llenura parece torpe al referirse a la entrada del Espíritu Santo en nuestras vidas. El Espíritu de Dios no es un líquido, como el agua. Él no llena a una persona como cuando la leche fría llena una taza. El Espíritu Santo tiene todos los atributos de una persona. Él sabe; Él siente; Él tiene voluntad. La Escritura habla de la mente del Espíritu Santo, Su amor y Su instrucción (nota 1) Como una persona, el Espíritu Santo ayuda, busca y guía (nota 2). En Efesios 4:30, Pablo escribió: « Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.» La única manera como podemos contristar a alguien es si aquel a quien estamos contristando es una persona.

Además de Su calidad de persona, el Espíritu Santo es Dios. Él es uno en esencia con el Padre y el Hijo, pero Él también es una persona distinta. Nosotros llamamos el Espíritu Santo la «tercera persona de la Trinidad.» Una gran multitud de pasajes de las Escrituras apunta a este hecho (nota 3). Porque el Espíritu Santo es una persona, tiene más sentido para hablar sobre el control del Espíritu Santo o compulsión en nuestras vidas, en lugar de Su llenura de nuestras vidas.

Ser dirigido por el Espíritu Santo es una buena manera de mirar el control del Espíritu Santo en nuestras vidas. Una persona que está lleno del Espíritu se maneja por el Espíritu — dirigido de una manera suave y amorosa. Una persona dirigida por el Espíritu permite que el Espíritu Santo dirija y guíe cada decisión, plan y actividad. Porque el mundo, la carne y el diablo se oponen al estilo de vida controlada por el Espíritu, necesitamos ser llenados y renovados continuamente.

Testimonio personal

Yo fui llenado la primera vez con el Espíritu Santo a principios de 1974. En setiembre de 1973, aproximadamente cuatro meses antes, yo había recibido a Jesús orando la oración de salvación en mi alcoba, sin embargo me faltaba el poder en mi vida. Durante esos primeros meses como cristiano, tenía miedo de proclamar a otros mi nueva fe en Cristo. Yo estaba en mi último año de escuela secundaria y estaba desesperado por tener más valor acerca de mi fe. Mi falta de poder espiritual me llevó asistir a un culto de milagros de Shekinah Fellowship que se reunía en una iglesia Cuadrangular en el centro de la ciudad de Long Beach, California.

Aunque respondí al llamado al altar general después del culto, yo sabía exactamente lo que necesitaba. Yo anhelaba poder e intrepidez para no sentirme avergonzado de mi fe cristiana. Los ancianos en Shekinah oraron por mí para recibir la llenura del Espíritu Santo. Ellos esperaron que yo recibiera los dones de lenguas inmediatamente como una señal de que el Espíritu Santo había venido sobre mí.

Yo no hablé en lenguas esa noche. Pero recuerdo lo que pasó al día siguiente. Mi mamá y yo fuimos a la iglesia del Pastor Chuck Smith, Capilla del Calvario, en Costa Mesa, California. Lo único que yo podía hacer era hablar de Jesús — yo había testificado sobre Jesús a todos los que vi ese día. Incluso molesté a mi madre repetidamente acerca de su fe. (¡Ella gentilmente pasó por alto mucha conducta por mi celo en esos tiempos!)

Mi vida fue totalmente transformada desde esa noche. Empecé a llevar mi Biblia por todas partes conmigo, poniéndolo en la esquina derecha de cada escritorio del aula en la Escuela Secundaria de Millikan. Yo quería que las personas supieran que yo era un creyente — y que yo tenía la confianza para demostrarlo. La experiencia en Shekinah, sin embargo, no era bastante. Yo necesitaba llenuras repetidas de la gracia del Espíritu y poder.

Después, yo hablé en lenguas cuando me largué por fe y hablé en un idioma desconocido en la oración a Dios. Hablar en lenguas no era una gran experiencia emocional para mí, pero me ha ayudado grandemente durante tiempos cuando las palabras no podían expresar mis anhelos y peticiones a Dios. Estoy agradecido por el don de lenguas.

Algunos llamarían lo que me pasó en el «Shekinah Fellowship» esa noche en 1974 «el bautismo del Espíritu Santo.» Otros lo clasificarían como «la primera llenura después de la conversión» de Joel Comiskey. El punto más importante, sin embargo, es que yo necesitaba Su llenura desesperadamente en 1974, y la necesito de la misma manera también hoy. Creo que mi primera llenura en 1974 no era suficiente— fue sólo el primero en una larga fila de encuentros subsecuentes con el Espíritu Santo.

Viento fresco, fuego fresco

Incluso en el libro de los Hechos, los que experimentaron el derramamiento de Pentecostés con lenguas de fuego en Hechos 2 necesitaron un viento fresco del Espíritu Santo en el capítulo 4. Sólo dos capítulos después, esos mismos apóstoles oraron al Señor y el lugar tembló: « Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.» (Hechos 4:31).

Me parece que nuestros debates sobre la terminología nos han impedido a menudo a buscar la llenura incesante del Espíritu. Todos los cristianos pueden reunirse bajo el estandarte de desear la llenura del Espíritu ávidamente, aunque no todos los creyentes etiquetan esa experiencia de la misma manera. Craig Keener, un profesor Bautista del Sur en el Seminario Oriental que tuvo una experiencia del Espíritu Santo similar al mío, dijo:

Si pudiéramos dejar de lado algunos debates semánticos en nuestras discusiones sobre el momento del bautismo del Espíritu Santo, tendríamos más tiempo disponible para preguntas más prácticas que tienen que ver con el poder del en nosotros. Por ejemplo, casi todos los cristianos están de acuerdo que todos los cristianos tienen el Espíritu en virtud de haber nacido de nuevo. También estamos de acuerdo que todos debemos experimentar regularmente una vida llena del Espíritu, andar en el Espíritu, depender del poder del Espíritu en nuestra conducta y testificar, y estar abiertos a las experiencias del Espíritu de Dios después de la conversión (nota 4).

Antes de realizar un seminario sobre los pequeños grupos para los líderes misioneros Bautistas del Sur en Praga, República Checa, en 2003, uno de los líderes misioneros se me acercó y dijo: «La única manera de alcanzar a Europa Oriental con el Evangelio es buscar la llenura del Espíritu Santo y operar en todos los dones del Espíritu.» Este líder misionero entendió que las fuerzas paganas y demoníacas eran demasiado poderosas para hacer el ministerio eficazmente aparte de una rendición completa a la obra del Espíritu Santo. Él sabiamente cuidaba su terminología, pero estaba hablando el mismo idioma que yo oigo repetidamente alrededor del mundo. Este misionero Bautista del Sur quería lo que otros creyentes hambrientos entre la Cristiandad ha deseado a lo largo de las edades: el poder y la llenura de la presencia del Espíritu Santo en su vida y ministerio.

Dios está levantando a un ejército de creyentes hoy que tiene hambre por tener la autoridad y poder del Espíritu, sin tener en cuenta denominación o trasfondo. Estos creyentes comprenden que sin Él, no podemos hacer nada.

NOTAS

  1. Vea 1 Corintios 2:11 (conocimiento); 1 Corintios 12:11 (voluntad); Romanos 8:27 (mente); Romanos 15:30 (amor); Nehemías 9:20 (instrucción) y Efesios 4:30 (contristar).
  2. Vea 1 Corintios 2:10 (escudriñar); Romanos 8:26 (ayudar) y Juan 14:26 (enseñar).
  3. El Espíritu Santo se llama Dios (1 Corintios 2:11; 2 Corintios 3:17; Hechos 5:3–4); y Él posee los atributos divinos, como la omnisciencia (1 Corintios 2:10–11), omnipresencia (Salmo 139:7) y omnipotencia (Zacarías 4:6); Él es la tercera persona del Trinidad (Mateo 28:19). Para más información sobre este tema, vea René Pache, La Persona y Obra del Espíritu Santo (Chicago, Ill.: Moody Press, 1954), 14–19.
  4. Craig Keener, El Dador de los Dones: El Espíritu Santo para Hoy (Grand Rapids, Mich.: Baker Academic, 2001), 147–148.