El Discipulado a Través de la Supervisión

Asesoramiento celular

Por Joel Comiskey

2014

Tomado del capítulo 9 de Haciendo Discípulos en la Iglesia del Siglo Veintiuno

La lógica nos dice que Jesús debió haber pasado la mayor parte de su tiempo concentrándose en la multitud. Después de todo, él sólo iba a estar en la tierra por un corto período de tiempo, y las multitudes tenían tantas necesidades. Sin embargo, de los quinientos cincuenta versículos en el Evangelio de Marcos que hablan del ministerio de Cristo, doscientos ochenta y dos muestran a Jesús relacionándose con el público, mientras que doscientos sesenta y ocho ilustran su trabajo con los doce discípulos. [i] ¿Por qué Jesús pasaría tanto tiempo con tan pocos discípulos? Incluso dentro del grupo de los doce, les dio más atención a Santiago, Pedro y Juan. Jesús sabía que tenía que centrarse en estos pocos con el fin de preparar a los que en realidad dirigirían a la multitud. La estrategia funcionó. Hechos 2:41-42 dice: “Así, pues, los que recibieron su mensaje [Pedro] fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración”.

Muchos pastores olvidan este principio. A diferencia de Jesús, se concentran en la multitud y no desarrollan hacedores de discípulos. Algunos pastores pasan la mayor parte de su tiempo preparando el sermón para los oyentes que vienen el domingo. El problema es que los discípulos no se forman principalmente a través de escuchar un mensaje. Otros pastores priorizan aconsejar a los que entran por las puertas de la iglesia. La consejería, como la predicación, es importante. El problema es la dependencia y la extensión del ministerio. De hecho, ambas están conectadas. Ya que el pastor crea una dependencia en sí mismo, no es capaz de llegar a más personas.

La única manera de que un pastor salga de sí es seguir el ejemplo de Jesús: concentrarse en los hacedores de discípulos quienes luego pastorearán la multitud. ¿Por qué? Porque ellos serán los que van a proporcionar los cuidados para el resto de la iglesia.

Este fue el mismo principio que Jetro comunicó a Moisés después de verlo servir como juez desde la mañana hasta la noche (Éxodo 18:13). Jetro dijo a Moisés: “pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo” (Éxodo 18:18). Moisés tenía que concentrarse en los líderes quienes después cuidarían de los demás líderes hasta que cada miembro de un grupo de diez fuera pastoreado.

Aunque la palabra supervisar no se utiliza en el Éxodo, el principio es el mismo. Es acerca de discipular a los hacedores de discípulos. Esto es lo que Jesús también hizo cuando él se concentró en los doce que luego supervisaron a los principales líderes de la iglesia primitiva. La esencia de la supervisión es el discipular a unos pocos quienes a la vez ministrarán a otros. La supervisión en la iglesia celular asegura que aquellos que están discipulando a otros también están recibiendo discipulado. Los supervisores celulares eficaces dan toda su atención a las necesidades particulares de cada líder a través de escucharlos, enseñarles, estimularlos y hacer estrategias juntos. Los supervisores eficaces cuidan de las necesidades espirituales, emocionales, familiares y personales del individuo.

La palabra supervisor es descriptiva de la función que una persona juega cuando él o ella apoya a los facilitadores celulares bajo su cuidado. No es un término sagrado. De hecho, las iglesias usan muchos términos para identificar el papel desempeñado por el supervisor del grupo celular: supervisor, jefe de sección, líder G12, supervisor celular, patrocinador de la célula, incluso L (que es el número romano para 50). He escrito extensamente en otros libros sobre las diferentes estructuras de supervisión que las iglesias celulares utilizan.[1]

Claves para Disipular a Líderes a través de la Supervisión

En una iglesia plantada o más pequeña, el pastor principal hace la mayor parte de la supervisión. De hecho, la supervisión de los facilitadores de las células debería ser la función principal del pastor principal. Él tiene que hacer lo necesario para asegurar que los líderes de las células están saludables espiritualmente, dando prioridad a sus familias, y dirigiendo a los equipos de los grupos celulares con eficacia. En las iglesias celulares más grandes, con numerosos grupos celulares, el pastor principal se debe centrar en aquellos que están supervisando a otros líderes de equipos celulares (principio de Jetro).

El número de líderes de células que un supervisor deba supervisar varía de una iglesia a otra, dependiendo de la visión de la iglesia y de la capacidad del supervisor. Si el supervisor también dirige un grupo pequeño, yo diría que el supervisor no debería supervisar a más de tres líderes. Si el supervisor no dirige un grupo pequeño, cinco líderes es un número aceptable. Cuando los supervisores se ocupan de más de cinco personas, a menudo la calidad sufre.

Yo animo a los líderes de las células madre a supervisar a los líderes de células hijas de su propio grupo, si el líder de la célula madre está dispuesto. La razón de esto es porque ya existe una relación entre el líder de la madre y el líder de la hija. Como una madre que cuida de sus hijos, el líder de una célula madre tiene una afinidad especial por el nuevo líder del equipo y lo más probable es que tendrá un mayor cuidado en visitarlo y asegurar su éxito. Sin embargo, a veces el líder de la célula madre no puede supervisar al líder de la célula hija por falta de tiempo, deseo, o la capacidad de supervisión. En estos casos, lo mejor es asignar un supervisor al nuevo líder del equipo. La clave es que cada nuevo líder tenga un supervisor que esté orando, visitando, y sirviéndole.

Los mejores supervisores han dirigido grupos celulares idealmente multiplicados. Ellos están en la batalla y provienen del sistema celular. Sin embargo, no todos los líderes son buenos supervisores. Es como el baloncesto, el fútbol o cualquier deporte. Los mejores jugadores no son necesariamente los mejores entrenadores y los mejores entrenadores, posiblemente, fueron jugadores mediocres, porque jugar y entrenar o supervisar requieren diferentes habilidades.

Recomiendo reuniones de supervisión por lo menos una vez al mes en un contexto de grupo (el supervisor con todos aquellos líderes que él o ella esté supervisando) y una vez por mes individualmente entre el líder y supervisor. El contexto de grupo pone de manifiesto los problemas comunes y alienta a los líderes a interactuar los unos con los otros. La supervisión individual ayuda al supervisor a cubrir las necesidades personales profundas de cada líder (por ejemplo: de familia, las necesidades personales, el trabajo y la vida espiritual).

Algunos líderes necesitan reunirse con más frecuencia que dos veces al mes. Otros líderes necesitan menos tiempo. Jim Egli, quien hizo su doctorado en el ministerio celular, escribe:

Los supervisores necesitan tener una reunión personal con el director o pastor de su grupo pequeño por lo menos mensualmente. Los líderes de grupos pequeños necesitan dos reuniones con su supervisor cada mes—una que se enfoque en ministrarles a ellos personalmente y una que se centre en la misión de su grupo. . . Lo menos que deberían reunirse con sus líderes, es una vez al mes. La gran ventaja de reunirse dos veces al mes o cada dos semanas es que esto le permite al supervisor ir más allá de ministrar personalmente a sus líderes de grupos pequeños para pasar a la planificación y a la resolución de problemas.[ii]

He visto algunas iglesias celulares cargar a sus supervisores con demasiadas reuniones de supervisión. Esto podría funcionar bien para un período de tiempo determinado, pero a largo plazo el agotamiento puede sobrevenir. Creo que es esencial ser equilibrados con respecto al número de reuniones de supervisión.

Una de las formas fundamentales de supervisión es la visita al grupo del líder de la célula. De esta manera, el supervisor puede constatar lo que realmente está sucediendo— no sólo lo que el líder dice que está pasando. Cuando el supervisor hace la visita a la célula, yo le animo a integrarse como uno de los miembros de la célula y a participar como cualquier otro miembro en el grupo celular.

La visita a un grupo celular es una de las mejores maneras para que el supervisor pueda observar los patrones del líder de la célula. ¿Habla demasiado el líder del equipo? ¿No lo suficiente? ¿Cómo hace el líder con los que hablan mucho? ¿Y con los callados? ¿Él o ella siguió el plan de la lección de la célula? ¿Termina a tiempo? Al hablar con el líder personalmente sobre la célula, comienza con los aspectos positivos y luego destaca las áreas que necesitan mejorar. Esto le ayudará en el proceso de discipulado y lo animará a acercarse más a Jesús.

Cómo Discipular a los Líderes a través de la Supervisión

Andre Agassi, el famoso jugador de tenis, escribió su libro de memorias titulado Abrir. Agassi describe algunas experiencias de entrenamiento o supervisión terribles, pero al entrenador que ensalza es un hombre llamado Gil. ¿Por qué siente Agassi que Gil era un gran entrenador? Porque Gil adaptó su entrenamiento para satisfacer las necesidades de Agassi. Los entrenadores anteriores le dieron a Agassi ejercicios generales. Gil estudió las necesidades específicas de Agassi y ajustó el régimen de entrenamiento de acuerdo a estas. Gil incluso construyó un gimnasio en el garaje de Agassi y diseñó todas las máquinas para hacer ejercicios teniendo a Agassi en mente. Preparó ejercicios específicos para Agassi, conociendo su juego y sus necesidades específicas. En los años siguientes, Agaasi ganó los cuatro torneos del Grand Slam, y Agassi atribuye gran parte de su éxito a Gil, su entrenador.

Los entrenadores eficaces afinan los detalles necesarios para cubrir las necesidades específicas de los jugadores. ¿Qué es lo que le falta al líder? ¿Qué necesidades en particular tiene el líder? Hay disciplinas específicas que los supervisores eficaces practican en el proceso de discipular a los líderes bajo su cuidado.

Discip ulando a través de la Oración

Los supervisores eficaces cubren a sus líderes en oración, sabiendo que Dios da la victoria y contesta la oración. Pablo dijo a la iglesia en la casa de Colosas: “Aunque estoy físicamente ausente, los acompaño en espíritu, y me alegro al ver su buen orden y la firmeza de su fe en Cristo” (Colosenses 2:5). A pesar de que Pablo no estaba físicamente presente con la iglesia, estaba allí en espíritu. Es posible estar presente en espíritu con el líder a través de la oración. La Trinidad es el mejor supervisor y le encanta responder a la oración de fe.

Los supervisores van a la batalla en nombre de los líderes bajo su cuidado y proporcionan una protección espiritual contra los ataques de Satanás. Los supervisores eficaces cubren a los líderes con un escudo de oración y luego, cuando hablan personalmente, hay una unidad que ya se ha desarrollado a través de la oración. [iii] Animo a los supervisores a orar continuamente por sus líderes, y luego a hablarles sobre esas oraciones. Esto ayudará enormemente en el reino espiritual, pero este hecho también dará a los líderes una esperanza y confianza renovada en el ministerio.

Discipular Escuchando

A menudo, el supervisor se siente inadecuado para supervisar porque siente que no sabe lo suficiente. Sin embargo, a menudo les digo a ellos que el elemento más importante es un oído atento. A menudo, el líder ya sabe qué hacer. Los supervisores pueden estar tan enfocados en lo que quieren decir que se olvidan que el verdadero trabajo está en escuchar.

El supervisor tiene que reconocer que su agenda es secundaria a la agenda del líder. Un gran supervisor sabe cuándo callarse y dejar que la otra persona hable. La mente humana procesa ideas y pensamientos mucho más rápido de lo que una persona puede hablar de ellos (de cinco a uno), así que es fácil irse a la deriva o soñar despierto cuando alguien está hablando. El supervisor debe concentrarse para escuchar de manera efectiva, y no es fácil.

La preparación para escuchar requiere una cierta tarea previa a la reunión. Esta tarea implica pensar en las circunstancias y necesidades de cada líder. Es una gran idea escribir notas y reflexiones sobre el líder que pueden ser examinadas antes de la próxima reunión. Esto ayuda al supervisor a recordar conversaciones pasadas y a prepararlo para escuchar con más atención.

Los grandes supervisores no sólo escuchan lo que tiene lugar en la célula, sino que también se preocupan por el corazón y la vida del líder en general— por el matrimonio, problemas emocionales, los niños, la vida devocional, y el trabajo. A menudo hay cargas que deben ser compartidas para que el líder pueda hacer un mejor trabajo. El supervisor hará que el líder se habrá sí escucha atentamente.

Discip ular Dando Ánimos

Bernabé es conocido como el “hijo de consolación”. Animó a Pablo y a través de su ánimo le ayudó a convertirse en un discípulo eficaz de Jesucristo. Él vio más allá de los bordes ásperos, se acercó personalmente a Pablo, y luego acompañó a Pablo en sus viajes.

¿Por qué es tan importante el dar ánimo? Porque los líderes de los equipos de los grupos pequeños a menudo no se sienten que están haciendo un buen trabajo. Ellos se comparan a sí mismos con los demás y se sienten fracasados. Ellos escuchan sobre el otro líder del equipo que ya multiplicó su célula y ganó a varias personas para Jesús. El líder puede sufrir fácilmente de sentimientos de incapacidad. “¿Por qué no vienen más personas a mi grupo celular?”, se pregunta. Los supervisores eficaces utilizan cualquier oportunidad para alentar al líder. “Jim, tú te presentas para cada grupo celular. Buen trabajo. Para eso se necesita mucho esfuerzo, porque sé que estás ocupado”.

Aunque el líder del grupo pequeño está trabajando en el ministerio para Jesús, cuando el supervisor puede ser el instrumento de Dios para dar aliento, es Dios diciendo directamente al líder: “Te aprecio, sigue adelante, tu recompensa está en el cielo”.

Discip ulando con Nuestro Aprecio

El pastor se preocupa por el supervisor y el supervisor se preocupa por los líderes. El líder, a su vez se preocupa por los miembros. Todo el mundo necesita ser supervisado y apreciado. La supervisión ayuda a que en el sistema todo fluya junto, al igual que la iglesia primitiva.

A menudo, la mejor manera de mostrarle aprecio a un líder es siendo un amigo. Muchas personas pasan por alto este simple, pero potente principio, pero creo que es una de las claves para la supervisión con éxito de líderes de grupos pequeños. Jesús, el máximo supervisor, reveló este sencillo principio en Juan 15:15, cuando dijo a sus discípulos: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes”.

Jesús hizo amistad con doce seres humanos pecadores, de quienes fue mentor por

tres años. Comió con ellos, durmió con ellos, y respondió todas sus preguntas. El evangelista Marcos describe el llamamiento de los doce de esta manera: “Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran . . .” (Marcos 3:14). Jesús dio prioridad a estar con ellos a pesar de una serie de reglas o tecnicismos, y de esto trata el aprecio.

Dios no quiere llaneros solitarios. Él quiere que nosotros practiquemos el tema de los unos-a los otros en todos los niveles. Y el supervisor puede ministrar a aquellos líderes bajo su cuidado simplemente por medio del amor y la amistad.

Discipular Desarrollando

Los supervisores desarrollan líderes en ambas maneras, tanto formales como informales. Un supervisor apoya el ministerio de cada líder conectándolo con los recursos necesarios, tales como los planes de estudio o currículo, el equipamiento, o apoyo en oración.

Es posible que desees revisar un libro con tu líder o, al menos, recomendar uno. Los grandes recursos ayudarán a tus líderes de células a hacer estrategias de una mejor manera. Tú le podrías decir: “Juan, aquí hay un enlace a un artículo acerca de cómo escuchar. Por favor, revísalo y vamos a repasar esto la próxima vez que nos veamos”. O si Juan no es del tipo que iría a Internet para revisarlo, el supervisor puede simplemente imprimirlo y dárselo al líder. Más tarde, el supervisor le puede preguntar al líder lo que él o ella piensa. Si el líder no está dispuesto a comprometerse a hacerlo por su cuenta, puede ser una buena idea leer el artículo entero con el líder.

Conviértete en una persona de recursos, y tú mejorarás, así como los líderes bajo tu cuidado. Un supervisor puede ponerse en contacto con los líderes en línea, enviándoles artículos, citas y ánimo a través del correo electrónico. La comunicación con tus líderes en línea es una manera rápida y eficaz para proporcionar los recursos. Puedes enviar solicitudes instantáneas de oración, actualizaciones en tiempo real sobre el ministerio celular, y material útil que los anime a seguir adelante en tiempos desalentadores. La información enviada a través de correo electrónico es grandiosa porque tus líderes pueden procesar la información de forma privada mientras la tienen a la mano para el futuro.

Discipulando Mediante la Planeación Estratégica

Cuando éramos misioneros en Ecuador tuvimos a nuestra primer bebé, Sarah, estábamos nerviosos. Una partera de la embajada de EE.UU. nos ayudó mucho. Ella era alegre, de confianza, y alentadora. Ella estaba allí en el hospital, cuando nuestra primogénita vino a este mundo.

Los supervisores pueden ayudar tremendamente a los líderes de células en el proceso del nacimiento. Ellos ayudan al líder de la célula a vislumbrar futuros hacedores de discípulos, animando al líder a desarrollar la planificación estratégica para que todos participen en el grupo. El supervisor puede decir: “Tony, ¿has notado a María en tu grupo?” “¿Por qué no la consideras para ser una futura líder?”

El supervisor también le debe recordar al líder de la célula que su planificación estratégica debe incluir animar a todos los miembros a tomar el equipamiento del discipulado, haciéndoles saber que nadie será un futuro miembro del equipo sin antes graduarse del proceso de equipamiento. Los supervisores eficaces también ayudan en el proceso del alumbramiento cuando el grupo envía a trabajar un nuevo equipo de líderes.

Discipulando Mediante el Desafío

Cuando un jefe de equipo se estanca, los miembros lo perciben. Se preguntan qué pasa con el grupo. Falta vitalidad, la lección no está preparada, y el líder emana una cierta apatía. Los supervisores celulares eficaces están lo suficientemente cerca para detectar la falta de vida del líder. El supervisor debe estar dispuesto a hablar directamente con el líder, sabiendo que la condición espiritual negativa del líder afectará a los que están en el grupo.

Pablo, en su mensaje a la iglesia en la casa de Éfeso, dijo, “Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo”. (Efesios 4:15). Los grandes supervisores tratan de modelar este desafío para la acción, por medio de la interacción honesta y haciendo las preguntas difíciles. Animo a los supervisores a comenzar con la frase: “¿Me das permiso de compartir algo contigo?”. El líder debe saber que el supervisor le dará una respuesta directa y no se andará por las ramas.

Sin embargo, debido a que el supervisor quiere lo mejor para el líder, el supervisor agregará una buena dosis de amor en la mezcla. Es una buena práctica no aplicar la corrección hasta dar las gracias y elogios sinceros. Pues siempre habrá algo positivo que observar y destacar. El estímulo positivo permitirá al líder recibir el desafío para ser corregido.

La Supervisión es lo más Importante

A menudo recomiendo el libro de Jim Egli y Dwight Mármol, Pequeños grupos, Gran Impacto. Los autores llevaron a cabo su investigación entre tres mil líderes de grupos pequeños en veinte países y querían saber por qué algunos grupos crecen y por qué algunas iglesias celulares hacen un mejor trabajo que otras. Descubrieron que las pequeñas iglesias en crecimiento basadas en grupos pequeños priorizan la oración, practican la supervisión proactiva, y establecen una cultura de la multiplicación.

Sin embargo, cuando se analizaron estas tres actividades juntas, resultó la supervisión el factor clave.

Jim Egli escribe: “De todas las preguntas de la encuesta, una emergió como la más importante. Esa pregunta se hace a los líderes de grupos pequeños: ‘¿Mi supervisor o pastor se reúne conmigo para animarme personalmente como líder?’. ¡Los líderes que respondan con ‘a menudo’ o ‘muy a menudo’, tienen grupos que son más fuertes en todas las medidas de salud y crecimiento!” [iv]

La mayoría de las iglesias fracasan porque no ven la supervisión como algo importante. Ellos no dan prioridad a la supervisión en su presupuesto, ni tienen tiempo para aprender cómo supervisar. Incluso podrían minimizar la importancia de la supervisión en su prisa por iniciar nuevos grupos. La investigación de Egli y mármol nos recuerdan que un sistema sano de supervisión mantiene a la iglesia celular sana y moviéndose hacia adelante. Las Iglesias celulares saludables discipulan a los hacedores de discípulos.

Notas

[1] En mi libro, Passion and Persistence: How the Elim Church’s Cell Groups Penetrated an Entire City for Jesus(Pasíón y Persistencia: La Apasionante Historia de una Iglesia Transformando una Ciudad para Jesús) (Houston, Texas: Ediciones Touch), hablo acerca de la estructura de supervisión de Elim, sobre cómo están organizados los supervisores, qué hace cada nivel de supervisión, los horarios, y cómo se desarrollan a los supervisores. Tengo dos libros sobre la estructura del G12: Grupos de Doce (Houston, TX: Ediciones Touch), 1999 y De Doce a Tres (Houston, Texas: Ediciones Touch, 2002). Estos libros explican cómo están organizados los grupos G12 y cómo pueden ser adaptados.

[i] Jim Egli y Paul M. Zehr, Alternative Models of Mennonite Pastoral Formation (Modelos Alternativos de Formación Pastoral Menonita) (Elkhart, IN: Institute of Mennonite Studies (Instituto de Estudios Menonitas), 1992), p. 43.

[ii] Jim Egli and Dwight Marble, Small Groups, Big Impact (Grupos Pequeños, Gran Impacto) (Saint Charles, IL: Recursos Churchsmart, 2011), p. 60.

[iii] Dios revolucionó nuestras vidas en 1995 después de leer el libro de Peter Wagner Prayer Shield (Escudo de Oración) (Libros Regal, 1992). Tanto Celyce y yo, nos dimos cuenta que no era suficiente enviar “cartas de oración” a los amigos. Necesitábamos tener compañeros de oración específicos. Una de las mejores maneras de supervisar a los líderes es animarlos a tener un escudo de oración (aquellos que están orando por el líder) y formar parte del escudo de oración del líder.

[iv] Jim Egli y Dwight Marble, Small Groups, Big Impact (Grupos Pequeños, Gran Impacto) (Saint Charles, IL: Recursos Churchsmart, 2011), p. 57.