Un Llamado Misionero

Liderazgo Pastoral

Extractos de Jóvenes en el Ministerio Celular

Por Joel Comiskey

Blake Foster dirige el ministerio juvenil de la escuela secundaria en Antioch Community Church (Iglesia Comunitaria Antioquía) (ACC) en Waco, Texas. Se convirtió en un seguidor de Jesús cuando tenía veintiséis años cuando era estudiante de primer año en la Universidad de Baylor y fue discipulado en esta misma iglesia. Cuando se graduó de Baylor, se preparó para pagar sus préstamos e ir al campo misionero. De hecho, él y su esposa sentían un llamado a las misiones y estaban considerando ir al Medio Oriente para difundir el evangelio. El ministerio juvenil nunca estuvo en su mente hasta que el pastor de la universidad le preguntó si estaría dispuesto a considerarlo. Él y su esposa tomaron tiempo para orar y ayunar. Durante ese período de tiempo recibió una profecía acerca de caminar a través de la puerta abierta y sintió que Dios lo estaba llamando para decir que sí.

Hasta ese momento, Foster estaba acostumbrado a ministrar a adultos jóvenes, no a los jóvenes. Pero Dios le mostró que los jóvenes eran su nuevo campo misionero. Cuando entrevisté a Foster, la frase “misiones interculturales” surgió una y otra vez. “Veo a mis amigos en Instagram, y a veces me gustaría estar ministrando a los de mi grupo de edad”, dijo Foster. “Sin embargo, Dios me ha llamado a mi nuevo campo misionero de jóvenes”. Foster se dio cuenta que no podía ministrar eficazmente a la juventud sin entusiasmo. Para esto se requiere una inmersión total. “Tienes que estar involucrado de todo corazón y con el alma, no puedes hacerlo a medias, tienes que estar inquieto para permitir que Dios ensanche tu territorio y tu propio corazón, tienes que estar dispuesto a llorar con aquellos que lloran y a regocijarte con los que se regocijan”.

Cada cultura definirá a la juventud un poco diferente. Los jóvenes en San Salvador, El Salvador enfrentan problemas únicos, como la guerra entre pandillas. Los jóvenes que crecen con la cultura de la alta tecnología del condado de Orange, California se enfrentan a desafíos tales como estar demasiado ocupados, el materialismo y la indiferencia. Al igual que los misioneros, aquellos que trabajan con jóvenes necesitan estudiar al público que será su objetivo. Sin duda, algunas presiones y características juveniles son similares en todos los jóvenes de todo el mundo, pero incluso esas similitudes están cambiando constantemente. Un objetivo importante de este libro es ayudar a los lectores a analizar, investigar y prepararse para alcanzar a los jóvenes en su cultura particular­— para convertirse en misioneros interculturales donde viven y trabajan.

La juventud normalmente comienza a los trece años hasta que la persona se responsabiliza de sus acciones. La mayoría de las culturas estaría de acuerdo en que la juventud termina cuando la persona se convierte en un individuo responsable que ya no depende de los padres. Pero también existe la cuestión de los grupos de edad. Por ejemplo, los que tienen de trece a dieciséis años tienen necesidades diferentes a las de los de diecisiete a veintiún años. Aquellos que trabajan con adolescentes jóvenes deben ser sensibles a su nivel de madurez, no deben pensar que se están desarrollando más rápido de lo que en realidad lo están haciendo. La edad de los jóvenes también determinará cuánta supervisión adulta necesitan. Los jóvenes de séptimo a noveno grado, por ejemplo, necesitan mucha más atención que los que están cursando el último año de la preparatoria.

Al igual que los misioneros que aprenden un idioma y una cultura, aquellos que son efectivos para alcanzar a los jóvenes necesitan involucrarse en el mundo social de los jóvenes. Implica comprender y experimentar esas cosas que afectan a la juventud hoy. Los mejores jóvenes misioneros conocen a los adolescentes mejor que a los adolescentes se conocen a ellos mismos