El primer dia en la célula

Por Joel Comiskey

2018

Muchas cosas pueden salir mal en una célula:

  • Los que hablan demasiado o muy poco
  • Las personas que requieren más gracia
  • Cuando no hay lugar para reunirse
  • Casa sucia después de que el grupo se reúne
  • La gente llega tarde o se queda hasta demasiado tarde
  • Lecciones aburridas con demasiadas preguntas

La lista podría seguir y seguir.

Se han desarrollado libros, sitios web y ministerios para resolver estos problemas en las células. Y la mayor parte del material y la percepción de este, es excelente.

Pero, ¿liderar una célula, se trata principalmente de resolver problemas? ¿Se trata de la búsqueda de la célula perfecto? ¿Hay algún momento en que los problemas cesan? La respuesta es no, no y no. La realidad es que Dios tiene un propósito más elevado para ti y tu célula.

Para mantener el entusiasmo del “primer dia”, es esencial comprender un propósito más elevado para las células. Jesús resumió este propósito cuando le dijo a su célula que hiciera discípulos que hicieran discípulos. Ellos entendieron de lo que estaba hablando; después de todo, fueron formados y moldeados por Jesús durante tres años en un pequeño grupo íntimo. Antes de la ascensión, Jesús les dijo que fueran y crearan más grupos de discipulado (Mateo 28: 18-20). Y eso es exactamente lo que hicieron después de Pentecostés, ya que formaron iglesias en hogares y se hicieron discípulos (Hechos 2: 42-46).

La realidad es que los problemas de los grupos pequeños llegaron para quedarse. Las células son complicadas porque están íntimamente ligadas a la vida de las personas que tienen problemas; todos tenemos problemas. Sin embargo, cuando el tema de hacer discípulos que hacen discípulos motiva el ministerio celular, todo tiene sentido. Vale la pena.

Pienso en mi propia célula. Nos conocemos muy bien, tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades, pero nos reunimos semanalmente porque sabemos que Jesús quiere que nos parezcamos más a él, y él ha elegido la atmósfera de la célula para moldearnos y para que seamos como él. Este conocimiento nos mantiene frescos mientras juntos practicamos, compartimos de manera transparente, alcanzamos y multiplicamos nuevos discípulos. Un vecino, que no asiste a una iglesia se unió a nuestro grupo recientemente; hemos crecido en el proceso de darle la bienvenida a la vida de la célula. ¿Es esto desordenado? Sí, el proceso de integración de nuevos miembros es un desafío. ¿Vale la pena? Seguro. ¿Por qué? Porque hay un propósito eterno detrás de esto: hacer discípulos que hagan discípulos.

Mi libro Making Disciples in the Twenty-First Century Church (Haciendo Discípulos en la Iglesia del Siglo XXI) habla sobre el porqué del ministerio celular. ¿Lo has leído? Aquí hay un capítulo de muestra.

No te dejes atrapar por lo externo, los problemas o técnicas externas de la vida en célula. Da un paso atrás y entiende el propósito más amplio. Tienes el privilegio de participar en la obra de Cristo, de hacer discípulos que hacen discípulos. Pellizcate; eres muy afortunado en verdad. Sí, Dios te ha elegido a ti y a tu célula para promover el propósito de su reino de multiplicar las iglesias en hogares y hacer discípulos en el proceso. Regresa a ese primer día.