Grupos Pequeños durante la Pre-Reforma

Liderazgo Pastoral

Por Joel Comiskey

2014

Lo siguiente viene del libro Dos Mil Años de Grupos Pequeños.

En el siglo XII, el derecho canónico gobernaba a las personas. Todos estaban obligados a obedecer una serie de reglas que exponían derechos, deberes y leyes religiosas. Este derecho canónico se hacía cada vez más complejo cuando los papas y obispos individualmente le agregaban reglas, las cuales luego eran incorporadas como parte de las reglas oficiales para la vida dentro de la iglesia. Joseph Lynch escribe:

Ya en el siglo VI, la acumulación de diversos textos hizo al derecho canónico complejo e incluso contradictorio. De vez en cuando, los eruditos intentaban ordenar el derecho canónico al seleccionar textos y ponerlos de forma sistemática bajo encabezados. Tal colección canónica, la cual podía ser un solo volumen grueso, era utilizada por un obispo para dirigir su iglesia (nota 1)

Una de las reglas religiosas prohibía a las personas predicar el evangelio a menos que recibiesen aprobación explícitamente de las autoridades de la iglesia Romana. Algunos predicadores no obedecían esa regla y pagaban un alto precio por ello.

Peter Waldo (Pedro Valdo), por ejemplo, un próspero comerciante de Lyon, Francia, se sintió convencido por Dios de predicar el Evangelio cuando presenció la muerte de un ciudadano conocido y luego escuchó la balada de un músico que hablaba sobre la fugacidad de la vida. Dios le habló diciendo que todo lo que importaba era la preparación para el Cielo, y él se convirtió en un dedicado seguidor de Jesucristo, comprometido a predicar el Evangelio en todas partes y a todo el mundo.

Sin embargo, él tenía un gran problema. Él no tenía permiso. Las autoridades de Lyon le dijeron que cesara hasta que recibiera una bendición especial de Roma. El entusiasmo de Valdo le condujo a Roma para obtener ese permiso.

Él y otros seguidores aparecieron ante el Tercer Concilio de Letrán de 1179 para pedir permiso del Papa. El comité papal especial les preguntó si creían en las personas de la Trinidad y ellos contestaron: “sí.” Y “¿en la Madre de Cristo?” a lo que ellos también respondieron “sí.” El comité rompió en carcajadas al ver su ignorancia porque no era apropiado creer por creer, sino en su existencia. El comité los rechazó por ser hombres indoctos e ignorantes y les prohibió predicar. Valdo y sus seguidores continuaron predicando el Evangelio, creyendo que su autoridad venía de los Cielos.

Anhelando el Cambio

Otros predicadores que no habían sido autorizados comenzaron a predicar la Palabra de Dios basados en las Escrituras. Algunos eran laicos; otros eran sacerdotes. Aunque su enfoque era distinto, el denominador común era el deseo de retornar al cristianismo primitivo y el compromiso de vivir una vida sencilla basada solamente en la Palabra de Dios. Algunos vivían descalzos o usaban sandalias y predicaban a todo aquel que escuchase. Sus predicaciones eran perjudiciales al orden establecido. Tres movimientos similares de predicación aparecieron durante la misma época y todos enfatizaban la importancia de los grupos pequeños, predicando el Evangelio, la obediencia a las Escrituras y el compromiso de la participación laica. Estos eran:

  • Los Valdenses: un movimiento cristiano comenzado por Pedro Valdo en Lyon, Francia a finales de 1170. Para el año 1215, los valdenses fueron declarados herejes y fueron sometidos a persecución.
  • Los Lolardos: un movimiento religiosos que existió a mediados del siglo XIV. El término lolardo hace referencia a los seguidores de John Wyclif (Juan Wiclef), un teólogo prominente que fue expulsado de la Universidad de Oxford en 1381 por criticar a la Iglesia. Las demandas de los lolardos eran principalmente sobre la reforma de la cristiandad.
  • Los Husitas: un movimiento cristiano que seguía las enseñanzas del reformista checo Jan Hus (Juan Huss)(c. 1369–1415), quien se convirtió en uno de los precursores de la Reforma Protestante. Después de la ejecución de Huss por su supuesta herejía el 6 de julio de 1415, los husitas continuaron promoviendo la reforma de la Iglesia.

La siguiente tabla da un resumen de las enseñanzas de estos movimientos: (nota 2)

Enseñanzas de los Valdenses, Lolardos y Husitas

VALDENSES

1175 d.C.

LOLARDOS

1375 d.C.

HUSITAS

1400 d.C.

  • Conformidad con el Nuevo Testamento
  • Compromiso con el vernáculo
  • La iglesia de Roma era corrupta
  • El Papa no era el líder de la Iglesia
  • Las misas y oraciones por los muertos no tenían garantía alguna
  • Las mujeres podían ministrar
  • Los Sacramentos administrados por sacerdotes indignos no eran válidos
  • Laicos podían administrar la Eucaristía
  • Desarrollaron su propia formación para el clero laico
  • Los papas pueden errar y un papa terrenal es un hereje
  • La verdadera Iglesia está formada por aquellos elegidos por Dios; ninguna iglesia visible puede controlar el ingreso o rechazar la afiliación de alguna persona
  • Ni los papas ni obispos pueden saber quiénes son miembros de la verdadera Iglesia.
  • La salvación no depende de la relación con la iglesia
  • Cada elegido es un sacerdote
  • Condenaron el culto a los santos, a las reliquias y a las peregrinaciones
  • Atacaron la transubstanciación
  • Los laicos pueden oficiar la Eucaristía
  • Repudiaron las indulgencias
  • Repudiaron las misas para los muertos
  • Tradujeron la Biblia de la vulgata al vernáculo
  • Denunciaron los males de la iglesia
  • Cristo, no Pedro, fue el fundador de la iglesia
  • Muchos papas eran herejes y podían errar.
  • Deseaban una reforma moral más que una revolución eclesiástica
  • El laicado podía participar en la Santa Cena
  • La Biblia es la autoridad definitiva

Estos tres movimientos llevaron a la Reforma Protestante la cual encarnaba el compromiso y la obediencia únicamente a la Palabra de Dios. A pesar que la Iglesia Católica tuvo algo de éxito en reprimir las voces de estos profetas pre-reformistas, ellos plantaron las semillas ideológicas que motivaron e inspiraron a sus sucesores.

Valdenses

Ya conocimos a Pedro Valdo en la introducción. Valdo convenció a un compasivo sacerdote para que tradujera grandes secciones del Nuevo Testamento del latín a la lengua regional, lo cual avivó su predicación. Muy pronto, ya se había memorizado los Evangelios. Luego anduvo por todo Lyon, Francia, predicando el mensaje de Cristo a quien quisiera escucharlo. Un número de hombres jóvenes, impresionados por su inteligencia y sinceridad, lo siguieron regalando sus posesiones, encontrando un nuevo gozo y libertad al vivir una vida simple

A pesar que él nunca obtuvo un permiso oficial para predicar el evangelio, organizó un grupo de seguidores en la ciudad de Lyon quienes fueron conocidos como “los hombres pobres de Lyon”. Así como Valdo, ellos estaban dedicados a la palabra de Dios, a la pobreza, y a predicar el evangelio. Valdo y sus seguidores escudriñaban la biblia, encontrando la autoridad para predicar la palabra de Dios, pero también descubrieron cómo la biblia contradecía el papado en muchos otros aspectos. Se dieron cuenta que la iglesia católica estaba equivocada, no sólo por reclamar su derecho a restringirles su predicación, sino también por el rol de los sacerdotes como mediadores entre Dios y los seres humanos, cuando Mateo 23:8 señala, “… y todos ustedes son hermanos”.

Ellos también cuestionaron la justificación y el alcance de la autoridad papal, y la interpretación de muchos pasajes bíblicos. Giorgio Tour escribe: “Su llamado era estar presente en las iglesias, en las plazas y en los hogares donde su mensaje pudiera ser oído. Ellos eran y querían seguir siendo ciudadanos de Lyon, una de las grandes ciudades de Europa occidental” (nota 3).

A principios del 1180 Valdo y sus seguidores fueron excomulgados y expulsados de Lyon (nota 4). El rechazo hacia ellos por parte de la Iglesia Católica radicalizó el movimiento. Se hicieron anti-católicos, rechazando la autoridad del clero, declarando que cualquier voto era pecado, declarando que cualquiera podía predicar, que sólo la Biblia era todo lo que se necesitaba para la salvación, y rechazando el concepto del purgatorio, junto con la adoración de reliquias e iconos. Pronto el movimiento se movía principalmente de casa en casa. Su movimiento basado en la casa fortaleció a sus seguidores y promovió su mensaje (nota 5). Rad Zdero escribe:

Ellos extendieron su trabajo por toda Europa, tanto así que el canon de Notre Dame creía que un tercio de toda la cristiandad había asistido a las reuniones valdenses. Sus reuniones se llevaban a cabo normalmente al aire libre después que caía la noche, bajo la dirección de un hermano itinerante. Después de una oración de apertura y del sermón, regresaban a sus hogares para sostener reuniones al momento de la cena, para orar, discutir, y tomar la Cena del Señor (nota 6).

Giorgio Tour escribe, “El terror de la Inquisición hizo de la predicación pública como de la que participaban los primeros Valdenses, algo imposible” (nota 7). Aunque ellos ya no podían predicar al aire libre, continuaron ministrando de casa en casa.

Valdo y sus seguidores desarrollaron un sistema a través del cual entraban en una ciudad y se reunían en secreto con pequeños grupos de valdenses. Ellos se ministraban los unos a los otros en los grupos en las casas, los cuales les proveían hospitalidad a los predicadores que iban de paso, e hicieron planes para que el ministerio de casa en casa pudiera continuar. A menudo se reunían en las zonas periféricas pobres, que llamaron Scholas o escuelas. Un inquisidor escribió la confesión de un valdense a quien estaba a punto de torturar, quien le dijo: “En nuestra casa, las mujeres enseñan, así como los hombres, y el que ha sido un estudiante por una semana enseña a otro” (nota 8).

En estas reuniones en las casas, se reunían a comer, orar juntos, y luego participar en la Cena del Señor. Después de la comida, todos se ponían de pie, se tomaban de las manos y levantaban sus ojos mientras el líder repetía el versículo de Apocalipsis, capítulo siete, “La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!” (nota 9). Ellos adoraban como comunidad y leían las Escrituras juntos. Al describir una reunión Valdesiana en un hogar, Alan Kreider escribe:

Estas células valdenses, que se reunían por lo general por la noche, en casas y en graneros, estuvieron marcadas por una actividad intensa. Los presentes eran laicos, a menudo “personas con ocupaciones más sencillas”, como sastres, zapateros y herreros. Las mujeres se encontraban allí y representaban una fuerza desproporcionada. Eran excluidas en gran medida del uso de sus dones en la iglesia; pero estaban encontrando entre los “herejes” libertad de enseñar y predicar. Todos participaban: “Viejos y jóvenes, hombres y mujeres, de día y de noche, no se detenían en su aprendizaje y en enseñar a otros”. Los analfabetos estaban aprendiendo a leer: “Aprendan más que una palabra al día”, se amonestaban entre sí “y después de un año sabrá trescientas, y entonces progresarás”. La Biblia era memorizada y recitada. En Austria un crítico se encontró con un “rústico indocto que podía recitar el Libro de Job palabra por palabra, y con muchos otros que conocían todo el Nuevo Testamento a la perfección”. Después de recitaciones, la Biblia era comentada y aplicada (nota 10).

En 1211 más de ochenta fueron quemados como herejes en Estrasburgo y siglos de severa persecución siguieron (nota 11).

Muchos ven a los valdenses como los primeros protestantes porque estos proclamaron la Biblia como la única regla de fe y vida. Ellos rechazaron la autoridad papal, las indulgencias, el purgatorio y la doctrina de la transubstanciación. Tour escribe: “El problema que los pobres [valdenses] crearon para la Iglesia no yacía en su práctica de la vida cristiana, sino en su compromiso de predicar y de una auténtica comunidad cristiana” (nota 12).

J. A. Wylie, quien escribió un libro sobre los Valdenses, dice:

La iglesia de la Reforma se encontraba en los lomos de la era de la Iglesia Valdense antes del nacimiento de Lutero. . . los valdenses plantaron las semillas de ese gran avivamiento espiritual que, a partir de los días de Wiclef, y avanzando en los tiempos de Lutero y Calvino, espera su plena consumación en los siglos venideros (nota 13).

Unos cuatro siglos después, los valdenses sobrevivientes finalmente aceptaron las doctrinas de la Reforma. Estuvieron de acuerdo con las enseñanzas y la doctrina de Juan Calvino, quien estableció la teología sistemática en Ginebra, que se encontraba a unos setenta kilómetros de distancia de Lyon. Mientras que muchos grupos valdenses fueron absorbidos por otras denominaciones cristianas protestantes, existen congregaciones activas que permanecen en Europa, América del Sur y América del Norte bajo el sello de la Iglesia Evangélica Valdense. Existen organizaciones como la Sociedad Americana Valdense para mantener la historia de este movimiento

Lolardos

El origen exacto del término Lolardo sigue siendo incierto, pero es creído por muchos etimólogos que viene de la palabra holandesa lollaerd, que significa murmullo. A mediados de la década de 1400, la palabra se había convertido esencialmente en sinónimo de hereje.

Los orígenes del Lolardismo se pueden remontar a los escritos de Juan Wiclef quien era un hombre de iglesia, escritor y teólogo, que nació en algún momento en los años 1320 y murió en 1384. Muchos consideran a Wiclef como el padre de la Reforma Inglesa. Sus ideas sirvieron de plataforma sobre la cual edificaron los reformadores posteriores. Pero los que siguieron las enseñanzas de Wiclef a menudo pagaron un alto precio.

William Sawtrey fue el primer Lolardo en afrontar el sacrificio más grande. El 12 de febrero 1401 el arzobispo Thomas Arundel le ordenó a William Sawtrey comparecer en la Catedral de San Pablo en Londres para dar cuenta de sus enseñanzas. Sawtrey fue un sacerdote Inglés quien se retiró del sacerdocio creyendo que la Biblia, no un dogma de la iglesia, era la autoridad principal.

Arundel interrogó a William cuidadosamente. Sawtrey se mantuvo firme en su convicción de que era más importante adorar a Cristo crucificado que a la propia cruz. Sawtrey también declaró que se hacía un mejor uso del tiempo al predicar a los perdidos que recitar oraciones religiosas. Dijo que el dinero gastado en peregrinaciones para salvar el alma de sí mismo estaría mejor invertido ayudando a los pobres. Sin embargo, fueron sus creencias sobre la misa las que finalmente le condenaron. Dijo que el pan de la Eucaristía después de la consagración era de hecho el pan de vida, pero insistió en que era sólo pan. La enseñanza romana afirmaba que el pan se convertía literalmente en el cuerpo de Cristo.

Arundel lo interrogó durante tres horas y trató de convencer a William a cambiar de opinión, pero él se negó y el 26 de febrero 1401 William fue condenado y entregado a las autoridades seculares para morir. Después de serle negada su apelación, fue quemado hasta morir en Smithfield en frente de una multitud de espectadores. Él fue el primer mártir “Lolardo” en Inglaterra.

Los Lolardos han sido llamados “la primera herejía de Inglaterra”. Nunca fue un movimiento organizado en el sentido de una organización religiosa o secular moderna. No hubo un “Cabecilla Lolardo” o una jerarquía de la organización de los Lolardos. Más bien, los Lolardos eran simplemente personas unidas entre sí por un conjunto de creencias. Esas creencias variaban en el enfoque y en la intensidad de una persona a otra, pero algunas de las creencias más comunes fueron las siguientes:

  • El papa no tenía ningún rol qué jugar en la política
  • La iglesia era demasiado mundana
  • El monacato había dado un giro en torno a su fundamento espiritual
  • La biblia debía estar disponible para todos en su propio lenguaje
  • El verdadero poder es de Dios, e intentar usar el poder de Dios para obtener ganancia personal está mal.

Wiclef enseñó que la iglesia se había alejado de sus fundamentos espirituales. Criticó la influencia papal en la vida secular y trató de hacer accesible la enseñanza bíblica para todos. Pensó que la Biblia debía estar disponible en el idioma de la gente común, para que todos pudieran leerla y comprenderla, no sólo esos miembros de la élite de la iglesia que habían aprendido latín.

Wiclef tradujo la Biblia al Inglés, lo cual fue un acto de valentía extrema, y uno que lo puso en conflicto directo con la iglesia de Roma. En ese momento, ya había porciones de la Biblia disponibles en inglés, pero no una traducción completa. “La Biblia de Wiclef”, como se le llamó, fue ampliamente distribuida en toda Inglaterra, y tuvo una gran influencia en ese momento. Como era de esperar, fue denunciada por la iglesia como una traducción no autorizada e inexacta.

Los Lolardos creían que la Iglesia Católica había sido corrompida y que su pretensión de ser la verdadera iglesia no estaba justificada por la Escritura o su herencia. Ellos sentían que era anti-bíblico para la iglesia decir oraciones para los muertos y permitir que se cobrara por cantar o decir la misa (nota 14). Creían en un sacerdocio laico y desafiaron la autoridad de la iglesia para hacer uso o negar la autoridad divina que convertía en sacerdote a un hombre. Ellos creían que la confesión a un sacerdote era innecesaria ya que los sacerdotes no tienen la capacidad de perdonar pecados. Ellos desafiaron la práctica del celibato clerical y creían que los sacerdotes no debían ocupar cargos de gobierno, lo que les mezclaba con asuntos temporales.

Su creencia en el sacerdocio de todos los creyentes les movió a la rendición de cuentas mutuas en las reuniones—justo como en las primitivas iglesias en las casas. Sin embargo, sus reuniones en las casas subterráneas también eran necesarias debido a la feroz persecución que experimentaron. Shannon McSheffrey examinó las pruebas judiciales contra los Lolardos para determinar su estructura de grupo en las casas. Ella se percató que los Lolardos tendían a congregarse según la homogeneidad de los grupos. Ella escribe:

Estos grupos relajados se pueden distinguir a partir de las pruebas del libro de la corte: grupos de hombres, grupos de matrimonios y grupos de mujeres. Aunque estas categorías no eran en modo alguno inflexibles, es natural que las tendencias generales de las interacciones sociales en la sociedad medieval se duplicaran dentro de las comunidades Lolardas (nota 15).

Robert Lutton notó cómo eran las interconectadas relaciones familiares de los Lolardos y cómo estaban conectados los grupos pequeños a través de la familia extensiva. La mayoría de los condenados por herejía estaban conectados a través de una red de grupos de la familia extensiva. Estas relaciones eran una reminiscencia de la evangelización de la iglesia primitiva que se extendió a través del oikos o evangelismo de la familia extensiva. Lutton dice: “Las relaciones de todos los días o las ocasionales ayudaron a mantener los geográficamente dispares grupos de Kentish Lolardo juntos en los círculos más cerrados de las reuniones de los hogares o los conventículos” (nota 16). Lutton ilustra cómo las enseñanzas Lolardas se propagaron a través de un carpintero que trabajaba en la casa de alguien y compartía su sistema de creencias.

La expansión del movimiento se debió por las visitas casa por casa, por el evangelismo en las tabernas, las predicaciones en las ferias y mercados, las conversaciones durante las comidas en los hogares, repartir tratados, y las invitaciones a los círculos de lectura. Los líderes lolardos se trasladaban de un lugar a otro con el fin de supervisar los grupos existentes y establecer otros nuevos. Alan Kreider escribe:

La actividad principal de estas células era leer la Biblia en Inglés. Un grupo en Buckinghamshire pidió a un muchacho de quien no estaban seguros poder confiar que los dejara solos para que este no “los oyera ni contara” sobre ellos. Luego el líder “les recitó algunos pasajes de las Epístolas de Pablo y de los Evangelios”. Estas Escrituras, por supuesto que sólo estaban disponibles en manuscritos, y eran muy caros para comprar; al igual que otros libros en inglés, también eran peligrosos de poseer. Así que de la misma manera como algunas personas tenían buenas colecciones (“un libro de Lucas y uno de Pablo. Y unas anotaciones del Apocalipsis”), muchos otros sólo podían poseer la Biblia memorizándola. Los grupos de creyentes se quedaban toda la noche haciendo esto. Algunos de ellos tomaron clases privadas para practicar seriamente las Bienaventuranzas del Sermón del Monte (nota 17).

Las células lolardas, hasta donde sabemos, no administraban los sacramentos. Ellos asistían a sus parroquias para recibir los sacramentos, a pesar de que ellos no creían que el pan se convertía en realidad en el cuerpo de Jesucristo. Las células no incluían listas de miembros, ya que no querían llamar una innecesaria atención hacia ellos y sólo se reunían en hogares dignos de confianza o en lugares alejados, como los graneros (nota 18).

Husitas

La sentencia final de Juan Huss llegó el 6 de julio de 1415. Fue colocado en un alto taburete en medio de la iglesia y condenado a la muerte. El cronista del evento señaló que le colocaron una capucha en la cabeza, con imágenes del diablo y la palabra hereje (un líder de los herejes), posteriormente encomendaron su alma al diablo. Huss respondió: “Y yo me encomiendo al más lleno de gracia Señor Jesús”.

En una carta escrita la noche antes de ser sentenciado, Huss oró que si su muerte contribuiría en algo para la gloria de Dios, entonces él deseaba enfrentarla sin temor. Con las manos atadas a la espalda, Huss fue encadenado a la estaca. Madera y heno fueron apilados hasta su barbilla. A los cuales les rociaron colofonia. Se le dio una última oportunidad para retractarse y ser puesto en libertad. Valientemente, se negó y dijo: “Moriré con gozo este día en la fe del evangelio que he predicado”. A medida que se encendieron las llamas a su alrededor cantó dos veces, “Cristo Hijo del Dios vivo, ten misericordia de mí”. Murió cantando y orando.

Huss nació en Husinec, Bohemia, en 1369. Para escapar de la pobreza, Huss se capacitó para el sacerdocio. Él escribe: “Yo había pensado convertirme rápidamente en sacerdote a fin de asegurar un buen nivel de vida y vestido y para ser de alta estima de los hombres” (nota 18). Eventualmente se ganó el título de doctor, fue ordenado, y se convirtió en el predicador de la Capilla de Belén en Praga, que atendía a unas tres mil personas. Esta muy conocida iglesia fue muy influyente, al encontrarse en una de las ciudades de mente más reformista de Europa.

Durante estos años, Huss pasó por un cambio al descubrir la Biblia. Muchos estudiantes checos, de hecho, estudiaron en Oxford, y se llevaron las ideas de Wiclef de vuelta a Praga. Huss, quien se convirtió en rector de la Universidad de Praga, leyó las enseñanzas de Wiclef, las aceptó y enseñó muchas de sus ideas. La predicación de Huss atrajo a un gran número de seguidores, incluidos los gobernantes de Bohemia.

Él trató de reformar la iglesia atacando desde su púlpito las fallas morales del clero, los obispos, e incluso del papado. Huss estaba desilusionado con el estado de la iglesia, especialmente del espectáculo que hacían dos y luego tres papas rivales a la vez. El arzobispo de Praga toleraba a Huss e incluso lo nombró predicador sínodo del clero. Algunos de los gobernantes se unieron a su causa porque estaban enfrascados en la lucha por la igualdad contra los poderes católicos del Sacro Imperio Romano. La Universidad de Praga ya se encontraba dividida entre checos y alemanes, y las enseñanzas de Wiclef sólo los dividió más.

Hus comenzó a confiar cada vez más sólo en las Escrituras, “deseando sostener, creer y afirmar lo que está contenido en ellas, mientras tenga aliento en mí”. Siguió una lucha política con los alemanes quienes etiquetaban a Huss y a sus seguidores como herejes. Con el apoyo del rey de Bohemia, los checos ganaron la ventaja, y los alemanes se vieron obligados a huir a otras universidades. En 1405 el Papa Inocencio VII le exigió al arzobispo ir en contra de las enseñanzas heréticas, y el arzobispo lo hizo.

Aunque Juan Huss no estableció un sistema de grupos pequeños, forjó el camino a través de la predicación bíblica hacia lo que algunos han llamado la “Reforma husita” o la “Reforma Checa” (nota 19). Estos husitas formaron la Unitas Fratrum (Unidad de los Hermanos) en 1457, y la iglesia creció a una membresía de doscientos mil, sobre todo a través del ministerio casa por casa en sus países de origen de Bohemia y Moravia (nota 20). Ellos crearon la primera iglesia verdaderamente voluntaria en la historia occidental. Craig Atwood escribe:

Los [Hermanos de la Unidad] asociaban la iglesia-estado con el emperador Constantino, quien ellos creían había traído la opresión y la violencia del Imperio Romano a la iglesia. . . . Los Hermanos de la Unidad también enseñaron que no había verdadero cristianismo sin una comunidad de amor visible. Su comprensión sobre la comunidad cristiana fue inspirada por el ejemplo de la iglesia primitiva de los apóstoles (nota 21).

Los Husitas fueron obligados a reunirse clandestinamente en iglesias en las casas, especialmente durante la feroz persecución de la Guerra de Treinta Años (1618-1648). Estos husitas se aferraron a su apasionado deseo de volver al cristianismo primitivo. Ellos rechazaron todo lo que no tenía una base en la Biblia, como la veneración de los santos, imágenes, ayunos, días festivos superfluos, los votos, la intercesión por los muertos, la confesión auricular, y las indulgencias.

Los grupos celulares husitas continuaron reuniéndose hasta que fueron reubicados aproximadamente doscientos años más tarde en el estado del conde Zinzendorf— a quien conoceremos en el siguiente capítulo. Zinzendorf comenzó el movimiento misionero moderno, y los husitas que más tarde adoptaron el nombre de Unitas Fratrum (Hermanos Unidos), comprendían el grupo central que hizo que fuera posible el movimiento misionero moderno (nota 22).

Lecciones Aprendidas

  • Los movimientos anteriores a la Reforma, como los Valdenses, Lolardos y Husitas, creían en la Palabra de Dios como la base de su autoridad, se resistieron al dogma católico, e hicieron hincapié en un estilo de vida sencillo.
  • Estos movimientos hicieron énfasis en el sacerdocio de todos los creyentes y en retornar al cristianismo primitivo, lo opuesto con el liderazgo jerárquico común en la Iglesia Católica Romana.
  • Los grupos en los hogares eran el hábitat natural de estos movimientos anteriores a la Reforma.
  • Estos movimientos fueron perseguidos severamente por la Iglesia Católica Romana, quien los vio como una fuente de división perturbadora del status quo.
  • Estos movimientos anteriores a la Reforma señalaron los abusos de la iglesia que no estaban basados en la Palabra de Dios. Ellos prepararon el camino para la Reforma de Lutero.

Notas

  1. Lynch, p. 68.
  2. Latourette, pp. 451-453; 662-669.
  3. Giorgio Tour, You are My Witnesses: The Waldensians across 800 Years(Tour, Tu eres mi Testigo: Los Valdesianos durante 800 años) (Torino, Italia: Claudiana, 1989), p. 16.
  4. Ibid., p. 16.
  5. Los Valdesianos fueron declarados cismáticos por el papa III en 1184 y herejes en 1215 por el IV Concilio de Letrán.
  6. Latourette, p. 453.
  7. Rad Zdero, The Global House Church Movement (El Movimiento Mundial de la Iglesias en las Casas (Pasadena, CA: Librería William Carey, 2004), p. 63.
  8. Tour, p. 41.
  9. Tour, p. 41.
  10. Ibid., p. 41.
  11. Alan Kreider, “Protest And Renewal: Reformers before the Reformation” (“Protesta y Renovación: Reformadores antes de la Reforma”) Christian History Institute (Instituto de Historia Cristiana), Vol. 9, Worcester, PA: Christian History Institute (Instituto de Historia Cristiana), 1986), p. 1.
  12. Martyrs’ Mirror Book 1(Libro 1 del Espejo del Mártir), página 339: Burning of about 80 Waldensians (Aproximadamente 80 Valdenses Quemados), Estrasburgo, 1215 (Eeghen 700).
  13. Tour, p. 15.
  14. J. A. Wylie (2011-05-25) The History of the Waldenses(La Historia de los Valdenses) (pp. 19-20). Kindle Edition.
  15. La donación para cantar la misa (Chantry) era una dotación para cubrir los gastos por decir las misas y las oraciones, por lo general, por el alma del que entregaba la donación.
  16. Shannon McSheffrey, Lollards of Coventry(Lolardos de Coventry), 1486-1522 (Cambridge, England: Imprenta de la Universidad de Cambridge, 2003), p. 37.
  17. Robert Lutton, Lolardismo y Religión Ortodoxa en Inglaterra Pre-reformada: Reconstruyendo la Piedad
  18. (Suffolk, England: Boydell & Brewer, 2006), p. 182.
  19. Kreider, p. 1.
  20. Stuart Murray Williams, The Lollards,(Los Lolardos) www.anabaptistnetwork.com. Accesado el día miércoles 2 de abril de 2014.
  21. John Hus, Christian History (Historia Cristiana), ChristianityHistory.net, www.christianitytoday.com/ch/131christians/martyrs/, p. 1. Acceso en abril 2014.
  22. Craig D. Atwood, The Theology of the Czech Brethren from Hus to Comenius (La Teología de los Hermanos Checos desde Hus hasta Comenio) (Universidad Park, PA: Editorial Penn State, 2009), p. 5.
  23. Tarunjit Singh Butalia, Dianne P. Small, Religion in Ohio: Profiles of Faith Communities (Religión en Ohio: Perfiles de las Comunidades de Fe) (Athenas, OH : Ohio Editorial University, 2004), p. 193.
  24. Atwood, p. 5.
  25. Accesado en http://www.cob-net.org/docs/groups.htm el miércoles dos de abril de 2014.