Mito: No Soy Exitoso Si mi Iglesia no Crece

Liderazgo Pastoral

por Joel Comiskey

2011

Este articulo viene de Mitos y Verdades de la Iglesia Celular: Principios Claves que Construyen o Destruyen un Ministerio Celular

Mito: No Soy Exitoso Si mi Iglesia no Crece

Una espantosa enfermedad se ha permeado dentro del ministerio celular. Se llama “envidia a Yonggi Cho” o “envía a la iglesia grande”. Cho es la personificación de lo que me refiero pues su iglesia es tan grande. Pastores e iglesias experimentan haciendo muchas maniobras para tener una iglesia más grande que la de su vecino. El resultado de esta actitud es que muchos pastores se sienten fracasados cuando sus iglesias no crecen.

Verdad: El Éxito Debe ser Medido por el Esfuerzo Fiel, y No por los Resultados

Generalmente el crecimiento de la iglesia enseña que Dios recompensa a los trabajadores que cosechan, más que a aquellos que fielmente siembran la semilla. A esto se le llama “Teología de la cosecha”. Una vez más, se le resta importancia a la enseñanza cristiana de que Dios recompensa la fidelidad, y eleva a los pastores e iglesias que están experimentando un crecimiento. Debido a que estaba comprometido con este pensamiento del crecimiento de la iglesia, me encontré presionándome a mí mismo y a otros para producir.

Un año después de plantar la iglesia en California, contraté a un pastor asociado del Sur de África, un precioso hermano comprometido completamente con el ministerio celular. En esa época, yo estaba viajando alrededor del mundo y esperaba que este pastor hiciera que las cosas prosperaran y que la iglesia creciera. Yo estaba siguiendo la enseñanza del crecimiento de la iglesia que sitúa la responsabilidad del crecimiento en el pastor. Mi pensamiento era que si la iglesia crecía, era por la efectividad del pastor. Si no, era porque el pastor tenía problemas.

El pastor asociado del Sur de África se fue eventualmente, y esta vez contratamos a un pastor general que me reemplazara. Empecé a dudar del nuevo pastor cuando la iglesia no creció lo esperado. Me preguntaba si este nuevo pastor era el correcto.

Finalmente un miembro de la junta me confrontó y me dijo, “Joel, ¿Qué estás haciendo? Tú nunca estás satisfecho. Yo no estoy listo para otro cambio, porque creo que nuestro nuevo pastor es el hombre de Dios para esta iglesia”.

Dios me habló, me di cuenta que mi presión era humana. En ese tiempo leí el libro: Evaluating the Church Growth Movement, 5 Views (Evaluando el Movimiento del Crecimiento de la Iglesia, 5 Puntos de Vista). Una forma de verlo era a través del punto de vista del crecimiento tradicional de la iglesia. Los otros tres puntos de vista eran pensamientos modificados del punto de vista del crecimiento tradicional de la iglesia, establecidos originalmente por Donald McGavran. El quinto punto de vista, promovido por Gailyn Van Rheenan, criticó el crecimiento de la iglesia sobre la base de la teología. Me encontré incondicionalmente en acuerdo con el Dr. Van Rheenan. Dios me habló que necesitaba juzgar el crecimiento de la iglesia basado en lo que la Biblia dice y no al revés.

Alrededor del mismo tiempo, me di cuenta que si estaba haciendo todo lo posible por extender mi alcance y ministrar, estaba teniendo éxito en el proceso mientras lo hacía.

Sí, tenemos que plantar; tenemos que regar; tenemos que hacer nuestra parte. Pero, al final, Dios debe dar el crecimiento. Cuando Él ciertamente da el crecimiento, podemos regocijarnos en su bendición y bondad sobrenatural. Si Él no da el crecimiento, nosotros debemos continuar siendo fieles, sabiendo que Dios honra nuestro esfuerzo diligente y nuestro servicio.

Somos exitosos en el proceso de ser fieles. Dios nos pide que hagamos nuestro mejor esfuerzo posible bajo su dirección. Al ser guiados por Él, tenemos éxito en el proceso de plantar, discipular, y regar. Y esperamos en Él por el crecimiento, pero somos exitosos ya sea que veamos o no el fruto.

Ministré en una iglesia de Medio-Oeste. La iglesia fue por muchos años un modelo de crecimiento de iglesia celular, pero luego se estancó. El pastor fundador sentía que debía estar viendo crecimiento cada año, y comenzó a sentirse como un total fracaso cuando el crecimiento se detuvo. Yo estaba impresionado con la vida y la emoción que se vivía en la iglesia, pero el pastor estaba desanimado. Me dijo “estoy hastiado”. Simplemente he perdido el interés. Tal vez debería estar haciendo otra cosa”.

Prediqué en su iglesia el día domingo y me animó ver el trabajo que Dios estaba haciendo en la iglesia. Pero una vez más el pastor comenzó a culparse porque que la iglesia no crecía cada año. Me dijo que sentía que era un fracaso y que quizá lo mejor era que dejara la iglesia. Lo escuché cuidadosamente pero finalmente empecé a decirle, “¿Quién da el crecimiento? Tú haces bien muchas cosas, pero tienes problemas confiando en que Dios traiga el crecimiento a tu iglesia. Tú tienes que seguir esperando hasta que suceda”. Su esposa quien sabía que había tocado una fibra sensible, le animó a escuchar cuidadosamente.

Muchos pastores no se mantienen en la montura lo suficiente. No confían en la mano soberana de Dios para traer el crecimiento y para dar al final la victoria. Se retiran demasiado temprano.

¿Será que en algún momento Dios les puede pedir a los pastores y a los líderes que avancen hacia algo diferente? Sí, sin embargo avanzar cuando te sientes un fracaso no es el mejor momento para hacerlo.

Mi consejo es que te mantengas allí esperando. Dios quiere alcanzar a las almas perdidas y hacer discípulos más que nosotros mismos. Sin embargo, la conducción de una iglesia a menudo es más sobre lo que Dios quiere hacer en la vida de un pastor. El crecimiento aparece cuando el pastor ha madurado. Nuestra labor es plantar, regar, y ponerle el mayor empeño posible.

Hace algunos años en Guatemala, estuve junto con Mario Vega disertando en un seminario. Mario es el pastor general de Iglesia Elim, en El Salvador, una de las iglesias celulares más grandes del mundo (más de cien mil personas en las células). Tres plantadores de iglesias se me acercaron después del seminario para preguntarme si estaban en el camino correcto pues sus iglesias estaban luchando y no estaban viendo el increíble fruto que Elim estaba experimentando. Estos pastores estaban trabajando fielmente y plantando la preciosa semilla, pero se habían desanimado por la falta de resultados.

Me llevé a estos tres plantadores de iglesia hacía un lado y les animé fuertemente. Les dije que estaban haciendo un trabajo sorprendente y que Dios daría el crecimiento en su tiempo. Les recordé Gálatas 6:9, “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Oré por que la unción de Dios estuviera sobre ellos y cuando levanté mi rostro y los vi, noté que algunos estaban llorando. Ellos solamente necesitaban escuchar que estaban en el camino correcto.

Si tú estás haciendo fielmente lo que Dios te ha llamado a hacer, tú también estás en el camino correcto. Espera. Dios dará el crecimiento a su iglesia en su tiempo.