El Poder de Oración

Liderazgo Pastoral

Por Joel Comiskey

2016

Mi hija Nicole y yo estábamos en Reynosa, México, en enero y nos dimos cuenta que la película Cuarto de Guerra estaba siendo exhibida en español en uno de los cines más importantes. Esta película sobre la oración y la guerra espiritual ahora está teniendo un impacto internacional después de romper los records de taquilla cristianos en los EE.UU. Es sorprendente que Dios esté usando una película cristiana tan profundamente espiritual para recordarle a la gente que la oración cambia vidas.

La oración es esencial, tanto a nivel personal como corporativo, como iglesia; y yo a menudo olvido este hecho. Mi esposa Celyce a menudo me dice: “Joel, recuerda que debes decirles a los pastores que el compromiso con la oración es lo más importante”. Celyce sabe por experiencia que el poder de la oración conduce a tener iglesias celulares exitosas. También sabe que se me puede olvidar fácilmente esta verdad y empezar a poner demasiado énfasis en el aspecto técnico del ministerio de la iglesia celular.

La oración es como el oxígeno. Para respirar normalmente, debemos estar impregnados de oración. No importa si un pastor está comenzando una iglesia celular o si está en transición hacia la estrategia de la iglesia celular, la oración tiene que ser el primer paso. La dependencia a la oración debe ser considerada en la célula, así como también en el cuerpo más grande, no sólo en uno o en el otro. La oración en la célula y la oración en toda la Iglesia proporcionan el doble golpe hacia una iglesia impulsada por células.

Muchas iglesias sienten muy poca necesidad de oración, porque los programas y técnicas son muy eficaces. Mientras el grupo de alabanza alabe, el pastor predique un mensaje relevante, y la administración fluya sin ningún problema, todo el mundo se sentirá satisfecho. Al examinar estas iglesias, sin embargo, te darás cuenta de un defecto fatal: la falta de vidas transformadas. No hay poder. Hasta Dios parece estar programado en el calendario de la iglesia.

Lo primero y la principal solución para el crecimiento personal y la transformación de toda la Iglesia es la oración – un humilde, y radical clamor a Dios en busca de ayuda. El compromiso a la oración borra el orgullo y nos obliga a confiar solamente en Dios. Nos enseña a depender de Él antes de mirar a las estrategias – incluso el ministerio celular.