La Cultura Biblica

Liderazgo Pastoral

Por Joel Comiskey

2015

Rendirles cuenta a otros creyentes, vivir la vida cristiana, y luego invitar a los no cristianos a que se nos unan es simplemente bíblico. Cuando ganamos a las personas para Cristo, debemos ganarlos para que vivan el estilo de vida bíblico de “unos-a-otros”. La pregunta no es si este ministerio “funcionará” en el contexto occidental. Por el contrario la pregunta debería ser, “¿Es el correcto?La iglesia celular corta con el individualismo. Desafía a la iglesia a vivir un estilo de vida de comunidad del Nuevo Testamento. Grita fuertemente que la asistencia del domingo es sólo la mitad de la ecuación. El cambio del estilo de vida tiene lugar en una estructura de rendición de cuentas dónde las personas están creciendo en relaciones mutuas con los demás.

Para mí fue muy difícil escribir el libro Relational Disciple (El discípulo relacional, 2009). En aquel entonces, tenía prejuicios contra lo que yo consideraba un énfasis excesivo en la comunidad por parte del movimiento de grupos pequeños en la iglesia occidental en general, y más específicamente en Norteamérica. Había dedicado mucho de mis primeros escritos a la evangelización celular y a la multiplicación, y me había convencido que el “énfasis” que ponían muchos ministerios de grupos pequeños en “la comunidad”, era una excusa para no alcanzar a otros. Sin embargo, en mi lucha al escribir el libro, me di cuenta que no tenía la opción de aceptar o rechazar la comunidad. La Escritura simplemente no me daba esa opción, está llena de referencias sobre la comunidad. Jesús repetidamente les dijo a sus discípulos que se amaran unos a otros y que el mundo incrédulo vendría a conocerle por la unidad que vería en ellos (San Juan 13).

“Los unos a otros” están tejidos a través de toda la Escritura y hay más de cincuenta referencias bíblicas que enseñan a los creyentes a servir, esperar, cuidar, dar, y en general, practicar la comunidad. Tuve que someterme a la clara enseñanza de la Biblia, aunque fuera en contra de mis nociones preconcebidas.Dios comenzó a mostrarme que todas las culturas tienen puntos buenos y malos. Algunos rasgos culturales están en acuerdo con las Escrituras, mientras que otros aspectos deben ser corregidos por la Escritura.

La Escritura es clara cuando habla de la comunidad, el “unos a otros” de la Escritura, caminar en unidad, hospitalidad, y muchas otras normas del Nuevo Testamento. Joseph H. Hellerman, catedrático del Seminario Talbot, escribió un libro llamado When the Church Was a Family (Cuando la Iglesia era una Familia). Su conclusión es que la cultura del Nuevo Testamento estaba orientada al grupo, y que Dios nos ordena a vivir como una familia. La norma bíblica no es el individualismo sino el ministerio mutuo, y un estilo de vida orientado al grupo. Es doloroso para los individualistas convertirse en personas orientadas a relacionarse. Todos queremos hacer lo propio. No obstante, la Escritura, no la cultura es la que debe determinar quiénes somos y lo que hacemos.