EL DESARROLLO DEL LIDERAZGO: LA ESENCIA DE LA IGLESIA CELULAR

Desarrollo del liderazgo

por Joel Comiskey

Verano 2002

Mientras estaba charlando con Vern, uno de los pastores que yo estoy asesorando, él me preguntó: “Joel, en resumen, ¿Cuál es la esencia de la iglesia celular? ¿Cuál es el mensaje clave que yo debo comunicar a mi gente? ¿Cómo describo a la iglesia celular de una manera clara, sucinta?”

Yo farfullé por un momento, buscando profundamente para la respuesta. Lo que apareció era una convicción que yo tenía por mucho tiempo, pero que a veces es olvidado. Le dije que yo creía que la iglesia celular era principalmente una estrategia de liderazgo. Le dije que la esencia o el principio clave de la iglesia celular era el desarrollo, entrenamiento, y despliegue de líderes (o usted podría llamarlos facilitadores o guías).

Creo, en realidad, que las células son simplemente el vehículo para permitirle a un líder potencial surgir, desarrollarse y en finalmente dirigir. Las células son criadoras de líderes, y finalmente debe enfocarse en movilizar a los laicos para hacer el trabajo del ministerio.

Es fácil hundirse con los detalles: los sistemas celulares, las definiciones, las estadísticas, adiestramiento, etc. Sin embargo, debemos enfocar en el cuadro grande: convertir a los calienta-bancos en obreros de cosecha. El clamor para convocar a la iglesia celular se encuentra en Mateo 9:35-38; 10:1:

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies».Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

La necesidad era demasiado grande para Cristo solo. Él sabía que la única manera de conseguir que se hiciera el trabajo era levantando más obreros. Entonces practicó lo que predicaba llamando a sus doce discípulos para ayudarlo en la cosecha.

Las iglesias no recogen la cosecha porque tienen los grupos pequeños. Ellos recogen la cosecha porque tienen obreros para la cosecha. Las iglesias que no tienen ningún plan para desarrollar a las personas han hecho planes por defecto para perder la cosecha.

“El crecimiento del movimiento celular está basado en el surgimiento de líderes desde adentro. La mayor prioridad del líder celular es identificar a los aprendices potenciales y empezar el proceso de discipulado.” [i] Con esta cita, Gwynn Lewis identifica con precisión la esencia de la iglesia celular. Los líderes celulares no son llamados principalmente para formar y mantener los grupos celulares; su trabajo primario es el de hallar, entrenar, y enviar nuevos líderes. [ii] Jim Egli se extiende sobre este mismo punto: “El modelo celular no es una estrategia de pequeños grupos; es una estrategia de liderazgo. El enfoque no es de empezar los grupos en los hogares sino de equipar un número creciente de líderes que cuidan a otros. Si usted tiene éxito en esto, su iglesia florecerá”. [iii]

El mejor foro para el surgimiento de líderes y su desarrollo es la célula, donde todos pueden ejercer sus dones espirituales e ser de influencia en otros. Dicho desarrollo simplemente no sucede en el contexto de una celebración grande. Ni tiene lugar eficazmente en los grupos del coro, grupos de acomodadores, clases de Escuela Dominical o reuniones de la junta. Los líderes celulares potenciales se desarrollan mejor en los grupos que dan énfasis a la evangelización, al discipulado y a la multiplicación. Así debe ser una célula:

“Un grupo de 4-15 personas que se reúnen semanalmente fuera del edificio de la iglesia con el propósito de la evangelización y el discipulado con la meta de la multiplicación.”

Yo me aferro tan tenazmente a una definición clara de una célula porque el desarrollo de los líderes tiene lugar cuando el líder en vías de desarrollo aprende a evangelizar, a discipular, a levantar a un nuevo líder, a penetrar la sociedad y participar en las reuniones de grupo normales. Yo doy énfasis a la necesidad de que las células se reúnan semanalmente, fuera del edificio de la iglesia, evangelice, discipule y multiplique. Simplemente recuerde que más allá de la “definición correcta” está el propósito: ¡desarrollar líderes que recojan la cosecha!

Yo he descubierto una falla con respecto al tema que la multiplicación de líderes es la esencia clave de la iglesia celular. Andrew Harper, un pastor australiano, me puso sobre aviso en este punto, y yo supe inmediatamente que él tenía razón. Aquí es la cautela: Debemos asegurarnos que nuestros futuros líderes se desarrollen para penetrar evangelísticamente sus comunidades y sus ‘oikos’. En otras palabras, es posible que los líderes celulares llenen sus células con personas de la celebración del domingo y entonces multiplique sus células con esas mismas personas y nunca tengan que alcanzar al mundo perdido alrededor de ellos.

Para evitar esto, debemos animar a nuestros líderes para que vayan a las personas del núcleo principal de la celebración del domingo, (quizás 7 personas) pero que entonces movilice a ese núcleo para que ejerciten sus “músculos para la evangelización” continuamente.

La iglesia celular se trata completamente de cómo levantar líderes para la cosecha. Si usted mide su éxito por esta norma, desarrollará a los discípulos en obreros para la cosecha que alcanzarán a un mundo perdido y agonizante para Jesucristo.

Para una mayor comprensión detallada de este asunto, por favor vea mi libro Explosión de Liderazgo (Editorial Clie, 2000).


[i] Gwynn Lewis, “Time Bombs that Kill a Cell” (Bombas de Tiempo que Matan a una Célula), Verano, 1995, pág. 10.

[ii] “Cell Leader Intern Guidebook” (La Guía para el Aprendiz de Líder Celular) (Houston, TX,: Toque las Publicaciones, Inc., 1995), pág. 101.

[iii] Jim Egli, “The Ten Commandments of Transitions” (Los Diez Mandamientos de las Transiciones), Revista Cell Church, Verano, 1996, p.14.

LEADERSHIP DEVELOPMENT: THE ESSENCE OF THE CELL CHURCH

by Joel Comiskey

Summer 2002

As I was chatting with Vern, one of the pastors I’m coaching, he asked, “Joel, in a nutshell, what is the essence of the cell church? What is the key message that I’m supposed to communicate with my people? How do I describe cell church in a clear, succinct way?”

I fumbled around a bit, looking deep within for the answer. What surfaced was a long-term, yet sometimes forgotten, conviction. I told him that I believed the cell church was primarily a leadership strategy. I told him that the essence or the key principle of the cell church was the development, training, and deployment of leaders (or you might call them facilitators or guides).

I believe, in fact, that cells are just the vehicle to allow a potential leader to emerge, develop, and eventually lead. Cells are leader breeders, and ultimately should focus on mobilizing the laity to do the work of the ministry.

It’s easy to get bogged down in the details: cell systems, definitions, the statistics, coaching, etc. Yet, we must focus on the big picture: converting pew sitters into harvest workers. The rallying cry of the cell church is found in Matthew 9:35-38; 10:1:

Jesus went through all the towns and villages, teaching in their synagogues, preaching the good news of the kingdom and healing every disease and sickness. When he saw the crowds, he had compassion on them, because they were harassed and helpless, like sheep without a shepherd. Then he said to his disciples, “The harvest is plentiful but the workers are few. Ask the Lord of the harvest, therefore, to send out workers into his harvest field.” He called his twelve disciples to him and gave them authority to drive out evil a spirits and to heal every disease and sickness.

The need was too great for Christ alone. He knew that only way to get the job done was to raise up more laborers. He then practiced what he preached by calling his twelve disciples to help him in the harvest.

Churches do not reap the harvest because they have small groups. They reap the harvest because they have harvest workers. Churches that have no plan to develop people have by default planned to lose the harvest.

“The growth of the cell movement is based on raising up leaders from within. The highest priority of the cell leader is to identify prospective interns and begin the mentoring process.”[i] With this quote, Gwynn Lewis pinpoints the essence of the cell church. Cell leaders are not primarily called to form and sustain cell groups; their primary job is to find, train, and release new leadership.[ii] Jim Egli expands on this same point: “The cell model is not a small-group strategy; it is a leadership strategy. The focus is not to start home groups but to equip an expanding number of caring leaders. If you succeed at this, your church will flourish.”[iii]

The best forum for leadership emergence and development is the cell, where everyone is able to exercise spiritual gifts and influence others. Such development simply doesn’t happen in a large celebration context. Nor does it effectively take place in choir groups, usher groups, Sunday School classes, or board meetings. Potential cell leaders are best developed in groups that emphasize evangelism, discipleship, and multiplication. Thus a cell should be:

“A group of 4-15 people that meets weekly outside the church building for the purpose of evangelism and discipleship with the goal of multiplication.”

I cling so tenaciously to a clear definition of a cell because leadership development takes place when the developing leader learns how to evangelize, disciple, raise up a new leader, penetrate the society and participate in regular group meetings. I emphasize the need for cells to meet weekly, outside the church building, evangelize, disciple, and multiply. Just remember that beyond the “correct definition” is the purpose: develop leaders who reap the harvest!!

I have discovered one flaw to the theme that leadership multiplication is the key essence of the cell church. Andrew Harper , an Australian pastor, cautioned me on this point, and I immediately knew he was right. Here’s the caution: We must make sure our future leaders are developed to evangelistically penetrate their communities and oikos. In other words, it’s possible for cell leaders to fill their cells with people from the Sunday celebration and then to multiply their cells with those same people and never have to reach the lost world around them.

To avoid this, we must encourage our leaders to get their core people from the Sunday celebration (perhaps 7 people) but to then mobilize that core to continually exercise their “outreach muscles.”

Cell church is all about how to do raise up leaders for the harvest. If you measure your success by this standard, you’ll develop disciples into harvest workers who will reach a lost and dying world for Jesus Christ.

For a more detailed understanding of this subject, please see my book Leadership Explosion (Touch Publications, 2000).

[i] Gwynn Lewis, “Time Bombs that Kill a Cell,” Cell Church magazine, Summer, 1995, p. 10.

[ii] Cell Leader Intern Guidebook (Houston, TX: Touch Publications, Inc., 1995), p. 101.

[iii] Jim Egli , “The Ten Commandments of Transitions,” Cell Church magazine, Summer, 1996, p.14.