Tómate un día libre

Los Básicos Celulares

por Joel Comiskey

2017

En una primavera me sobrecargé hasta llegar al punto del agotamiento. No guardé de manera fiel mi día libre, no cuidé mi cuerpo, y con el tiempo una bronquitis me atrapó. En ese momento tenia un compromiso para enseñanzar, el cual no podía cancelar. Recuerdo esas noches sin dormir mientras estaba temblando y tosiendo, sabiendo que tenía que enseñar al día siguiente. Ahora, al mirar hacia atrás y recordar esos días agotadores, me doy cuenta de que traté de hacer demasiado trabajo en un limitado período de tiempo y todo terminó en desequilibrio.

Dios hizo que el cuerpo humano funcionará de manera eficaz por sólo seis días de la semana, no siete. Génesis 2: 2-3 declara: “Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo dia, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora”.

No creo que necesitamos descansar en un día específico (por ejemplo, el sábado o el domingo). Los pastores, por ejemplo, están más ocupados los domingos y tienen dificultades para descansar ese día. Cualquiera que sea el día que elijas, el objetivo es que realmente descanses ese día.

Tu día de descanso de 24 horas no debería tener muchas reglas y regulaciones (por ejemplo, no puedes hacer esto, no puedes hacer eso, etc.). Tendrás que hacer algún trabajo, por ejemplo, para sobrevivir, como lavar los platos y sacar la basura. Pero, en la medida de lo posible, trata de evitar el trabajo, relacionado con el trabajo que realizas los otros seis días de la semana. Levítico 23: 7-8 dice: “El primer día celebraran una fiesta solemne en su honor; ese día no harán ningún trabajo. Durante siete días presentaran al Señor ofrendas por fuego, y el septimo día celebraran una fiesta solemne en su honor; ese día no harán ningún trabajo.” El énfasis está en “ningún trabajo.” En tu día libre debes dejar de hacer las cosas que son parte de tu carga de trabajo normal. Darse un respiro y hacer sólo aquellas cosas que te ayudan a relajarte y sentirte fresco.

En mi día libre, por ejemplo, trato de evitar cualquier cosa y todo lo que suene parecido a trabajo diario. Sólo leo libros que no están relacionados con el trabajo, no reviso mi correo electrónico, y como familia hemos acordado no contestar el teléfono. Mi esposa y yo también hemos acordado no hablar de temas estresantes, relacionados con el trabajo en nuestro día libre. Quiero descansar mi mente, no comprometerme con los problemas y las tensiones de los otros seis días. Duermo mucho, tomo paseos, y disfruto de la familia, la comida y todo lo que sea relajante.

Recuerda que después de seis días, naturalmente nos quedamos sin gasolina. Si vamos en contra de las normas de Dios, al final pagaremos un precio muy alto. No creo que ninguno de nosotros sea tan indispensable que podamos descuidar nuestros propios cuerpos y almas al no tomar un día libre.