El Poder de la Hospitalidad

Los Básicos Celulares

por Joel Comiskey

2011

por Joel Comiskey

Plantamos nuestra iglesia en Moreno Valley, California, utilizando nuestra casa como la plataforma de lanzamiento. Luché con el constante bombardeo de la gente en nuestra casa y el desorden. Me resultaba difícil practicar la hospitalidad y estaba mucho de rodillas, pidiendo a Dios por paciencia y gracia para hacer frente a ciertas personas. Dios siempre tuvo que recordarme que mi casa y las posesiones no eran mías. Solo pertenecen a él, y él quería usarlas para bendecir a otros.

Cuando compartí estas luchas con los demás, me di cuenta que no estoy solo. Uno de los principales obstáculos para el pequeño ministerio de grupos es la falta de hospitalidad.

En los tiempos del Nuevo Testamento, las casas de los creyentes sirvieron como iglesia y como hotel para recibir a los predicadores y ministros. La hospitalidad era una necesidad. Con urgencia, dice Pedro, “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones” (1 Pedro 4:9).

En la sociedad actual, la hospitalidad se está convirtiendo en un arte perdida. La gente a menudo poseídos por sus bienes, insiste en su tiempo personal, y abrir sus casas cada vez menos. Las cosas tienen una tendencia a poseernos. Empezamos a enfocarnos en las cosas más que el propósito de ellas. Cuando Dios en su gracia le da un hogar agradable a un creyente, es para su uso en el servicio de los demás. Estoy convencido de que una de las razones clave por las que el ministerio celular no es más abundante es porque la gente no está dispuesta a ser hospitalarios.

Un libro que yo recomiendo se llama el poder de la Hospitalidad por Chuck Crismier. Chuck y su esposa, Kathie, son ejemplos modernos de la hospitalidad. He hablado con Chuck en varias ocasiones, y ambos estamos de acuerdo que Dios está llamando a su iglesia de vuelta a la práctica bíblica de la hospitalidad.