Siguiendo el Ejemplo de la Hospitalidad de la Iglesia Primitiva

Por Joel Comiskey, Fundamentos Bíblicos de la Iglesia Basada en Células

La hospitalidad demostró el mensaje del amor de Dios a través de la nueva familia de Dios. Dado que la iglesia primitiva se reunía en los hogares, la hospitalidad era una práctica natural y necesaria. Ayudaba a promover a la familia como un vínculo entre los creyentes y proporcionaba un escenario donde se podía reforzar una nueva identidad.

Pablo anima  a la iglesia en Roma a practicar la hospitalidad (Romanos 12:13), el escritor de los Hebreos le recuerda a los creyentes a no olvidarse de practicar la hospitalidad (Hebreos 13:1-3), y Pedro desafía a la comunidad a practicar la hospitalidad sin quejarse (1ª Pedro 4:9). La hospitalidad en cada uno de estos pasajes, es una expresión concreta de amor por la familia de Dios y aún por los extraños, tal como lo vemos en el Antiguo Testamento. Osiek, MacDonald, y Tulloch escriben: “La hospitalidad emerge desde el principio como una virtud clave en los primeros grupos cristianos, tal como se demuestra con la hospitalidad ofrecida a Pablo por la pareja de misioneros (Hechos 18:1-3; vea Romanos 12:13; Hebreos 13:1-3).”

El Evangelio se expandió al principio a través de creyentes que viajaban mucho y dependían de la hospitalidad de otros. Los viajes de los miembros de la iglesia y su involucramiento en el ministerio no hubieran sido posibles sin la ayuda de los creyentes. Pablo le pidió a Filemón que le preparara alojamiento en su casa, porque él, así como otros misioneros que viajaban, dependían de los hogares de los primeros creyentes cristianos (Filemón 22).

Tal hospitalidad no era sólo práctica, sino que era vista como una manera de participar en el ministerio del evangelio. Juan el apóstol dice, “…te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas… Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor. Harás bien en ayudarlos a seguir su viaje, como es digno de Dios.Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos; nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad, y así colaborar con ellos en la verdad”. (3ª Juan 1:5-8).

Por otra parte, Juan también advirtió a los creyentes de no participar en los falsos ministerios de anti-cristos y de engañadores, al escribir lo siguiente: “no lo reciban en casa ni le den la bienvenida, pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras.” (2ª Juan 1:10-11).

La hospitalidad a esos primeros misioneros y el recibimiento de su mensaje estuvieron muy relacionados. Jesús estableció la norma para la iglesia en este aspecto, al mandar a sus discípulos de pueblo en pueblo y de casa en casa, para llevar el reino de Dios en medio de ellos, recordándoles a sus discípulos que aquellos que los recibieran a ellos, de hecho lo estaban recibiendo a Él y a las buenas nuevas del Evangelio (Lucas 9:1-6; 10:1-11). En Romanos 15:7, Pablo insta a los creyentes a “aceptarse mutuamente” así como Cristo los aceptó a ellos.

La amable y sacrificial hospitalidad de Jesús, la cual fue expresada en su vida, ministerio, y muerte, sirve de base para lo hospitalidad que debe existir entre sus seguidores.

Una de las principales formas de ofrecer hospitalidad era a través de comer juntos. Comer juntos en la casa era la forma principal en que se compartía la vida, así como también la manera en que se le daba la bienvenida a los forasteros y a aquellos que no eran parte de la familia. Lucas declaró en Hechos 4:34 que, “No había ningún necesitado en la comunidad”.

Quisiéramos citar Hechos 2:46 en lo concerniente a la Cena del Señor en los hogares de los creyentes, pero probablemente hablaremos menos sobre Hechos 2:45: “vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno”. Partir el pan en la casa de los creyentes no sólo era una manera de rememorar la muerte del señor, también era el medio para asegurar que nadie se fuera con hambre.

A diferencia de la iglesia en Jerusalén, la iglesia en Corinto no estaba celebrando la Cena del Señor de la misma forma. Ellos no estaban enfocados en alimentar al pobre. Pablo escribe: “De hecho, cuando se reúnen, ya no es para comer la Cena del Señor,porque cada uno se adelanta a comer su propia cena, de manera que unos se quedan con hambre mientras otros se emborrachan”. (1ª Corintios 11:20-21).

En la iglesia primitiva, los creyentes daban y servían para parecerse a Jesús. Después de todo, Jesús lavó los pies de los discípulos y les dijo que hicieran lo mismo ellos, y luego les dijo: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. (Juan 13:34-35).