Refrescando “el por qué” del Ministerio de Grupos Celulares


Por Joel Comiskey, Fundamentos Bíblicos para la Iglesia Celular

A menudo vuelvo a la cita de John Wimber: “Hacemos lo que valoramos, y valoramos lo que hacemos”. Wimber animó a pastores y líderes a descubrir lo que ya valoraban. ¿Cómo? Determinando en qué empleaban su tiempo, su energía y su dinero.   

A muchos pastores y líderes les gustaría tener un ministerio fructífero de grupos pequeños. Tal vez intentaron iniciar grupos celulares pero se desviaron por otras presiones. La realidad es que ya no están haciendo el ministerio de grupos pequeños porque sus valores no fueron lo suficientemente profundos. En otras palabras, sus valores de grupos pequeños no los sostuvieron a través de los duros golpes del ministerio celular.

El compromiso menguante, sin embargo, no sólo le sucede a aquellos que comienzan con grupos celulares. También ocurre en iglesias celulares que han estado haciendo el ministerio de grupos pequeños por muchos años. Con el tiempo, los líderes pierden interés, las células se estancan y el sistema celular se tambalea.

En este punto, es fácil cambiar las cosas externamente sin abordar el problema de la motivación interna. Hacemos lo que valoramos y valoramos lo que hacemos.

Antes de ajustar el entrenamiento, la formación, las estadísticas u otros aspectos, recordemos a nuestra gente los valores. 

Entonces, ¿por qué hacemos el ministerio de la iglesia celular?

Porque es bíblico. Jesús escogió grupos pequeños para hacer discípulos que hagan discípulos. Jesús eligió sentar las bases en su pequeño grupo de doce. Envió a sus discípulos a los hogares, y la iglesia primitiva era un ministerio de casa en casa. La iglesia de dos alas está en el corazón de la iglesia de Cristo.

El claro mandato de Cristo a la Iglesia fue hacer discípulos que hagan discípulos. Él dio a la Iglesia “órdenes de marcha” en Mateo 28:18-20 cuando dijo,

Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

El ministerio celular no se trata principalmente de la célula, sino de hacer discípulos que son moldeados, formados y transformados a través del sistema celular. A medida que los líderes entienden este proceso, se desarrolla una motivación nueva y más pura que impulsa a los líderes a seguir adelante debido a una nueva comprensión del por qué del ministerio celular. Entender que la estrategia celular se trata principalmente de hacer discípulos coloca al ministerio celular dentro del marco bíblico y anima a los pastores a dejar de enfocarse en modelos externos y a priorizar un ancla bíblica segura para el ministerio.