Haciendo Discipulos que Resultan en Multiplicación

por Joel Comiskey, Home Cell Group Explosion (2023 version)

En febrero de 2010, tuve un “momento de lucidez”. Hablé en una conferencia celular en Dallas, Texas, con Mario Vega, pastor principal de la Iglesia Elim en San Salvador. Me senté, y fue el turno de Mario para hablar. El tema de Mario fue la base bíblica para el ministerio celular, y durante su charla, dijo: “La multiplicación es el resultado de la salud de la célula.” Mario explicó que la multiplicación no es la meta; el objetivo es hacer discípulos que hagan nuevos discípulos. A medida que esos discípulos se forman y se desarrollan en un entorno afectuoso y cariñoso, se produce la multiplicación.

Sabiendo que Mario era el pastor principal de una de las iglesias de más rápido crecimiento en el mundo, escuché atentamente lo que tenía que decir acerca de la multiplicación celular. Ahora que lo pienso, probablemente había oído esas palabras muchas veces antes, pero no estaba preparado para escucharlas hasta ese momento. Cada vez estaba más claro que la multiplicación no podía ser el objetivo principal, como había pensado en 1997.

Tendrían que pasar muchos años más y vivir en un contexto diferente para comprender que la multiplicación no es el objetivo. Más bien es el resultado de un enfoque en hacer discípulos que hacen discípulos. En otras palabras, un discípulo sano es formado y moldeado en una célula vivificante.

Debemos desear hacer tantos discípulos sanos como sea posible. Sin embargo, es igualmente importante entender que multiplicar un grupo celular no es lo mismo que hacer un discípulo saludable. Es posible reproducir un grupo celular y ni siquiera tener un líder, como lo han hecho algunas iglesias celulares. Estas iglesias han multiplicado los grupos celulares pidiéndole a un líder que facilite más de un grupo. Sin embargo, tener muchos grupos no es el propósito del ministerio celular, y tal actividad puede tener efectos secundarios dañinos, como el agotamiento y el desánimo. La misión es hacer discípulos que hagan discípulos, tal como Jesús enseñó.

Las iglesias basadas en grupos pequeños definen sus células de esta manera: Grupos de 3-15 personas que se reúnen semanalmente fuera del edificio de la iglesia para la evangelización, la comunidad y el crecimiento espiritual con el objetivo de hacer discípulos que hagan discípulos que resulten en multiplicación. Nótese que la meta es hacer discípulos que hagan discípulos.

Cuando vi que las células sanas se multiplican porque los discípulos están preparados y listos para iniciar nuevos grupos, me centré en hacer discípulos. Dejé de preocuparme por el tiempo que tardaba en reproducirse el grupo. Hasta entonces, me preocupaba más por multiplicar el grupo en un plazo determinado o en una fecha de multiplicación planificada, aunque no hubiera discípulos sanos. Fue una reacción mecánica y precipitada, y puse la carreta delante de los bueyes.

Multipliquemos discípulos sanos que hagan nuevos discípulos y cumplamos la gran comisión de Cristo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28.18-20)