La Importancia del Ejercicio

Por Joel Comiskey, Viviendo en Victoria, 2022

Pablo le dijo a Timoteo: “Pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera.” (1 Timoteo 4: 8). Pablo nos dice que el ejercicio tiene valor y que la piedad también debe considerarse de alto valor para los cristianos que desean ser fieles seguidores.

Hacer ejercicio regularmente es esencial para una salud óptima. Dios ha hecho al cuerpo para ejercitarse y moverse. El término teleadicto describe a una persona que pasa poco o nada de tiempo haciendo ejercicio y mucho tiempo mirando televisión. Las personas sedentarias se sientan en el trabajo, se sientan en su automóvil y luego se sientan mientras miran televisión. Esta combinación de sentarse y no hacer ejercicio aumenta el riesgo de morir en un 37 por ciento, según un estudio de 123,216 personas que fueron evaluadas durante un período de catorce años.

Cualquier ejercicio es mejor que ninguno. Por supuesto, el mejor tipo de ejercicio es aquel lo suficientemente intenso como para que la sangre bombee para fortalecer el corazón, lo que incluye caminar, correr, trotar, bailar, nadar y casi cualquier cosa que mantenga al cuerpo en movimiento. Paige Waehner, una entrenadora personal, escribe:

Si odias los entrenamientos en el gimnasio, no te fuerces a usar una banda sin fin. Camina, trota o anda en bicicleta al aire libre para disfrutar del paisaje. Si te gusta socializar, considera los deportes, el ejercicio en grupo, hacer ejercicio con un amigo o en un club de caminatas. Elije algo que puedas verte haciendo al menos tres días a la semana. Para cumplir con las recomendaciones de ejercicio, debes hacer cardio tres días por semana. Haz que sea más fácil estar motivado eligiendo una actividad que te resulte conveniente hacer a menudo, al menos hasta que hayas adquirido el hábito www.verywellfit.com)

Correr fue mi ejercicio preferido durante la mayor parte de mi vida. Corría consistentemente por varios kilómetros en la mañana. Incluso entrené y completé una media maratón. Luego desarrollé una “hernia de corredor” (hernia inguinal) en 2011. El médico que me operó me sugirió que cambiara correr por caminar. Seguí su consejo.

Desde 2011, mi objetivo es caminar 14,000 pasos por día, y por lo general estoy cerca de lograrlo. Cuando hago ejercicio, mi mente está más en sintonía y puedo lograr mucho más para Su gloria. Todo lo contrario ocurre cuando me siento por largos períodos sin caminar.

Sin embargo, la mayoría de las personas no necesitan promediar 14,000 pasos por día. Un estudio de Harvard de casi 17,000 mujeres concluyó que aquellas que caminaron 7,500 pasos o más tenían la tasa de mortalidad más baja. Incluso las mujeres que caminaron 4,400 pasos tuvieron una tasa de mortalidad más baja que las que fueron menos activas y caminaron solo unos 2,000 pasos.

Algunas personas encuentran entrenadores para guiarlos en el proceso de ejercicio. Elogio este tipo de compromiso y a todos aquellos que hacen ejercicio regularmente y con seriedad. La clave es levantarse del sofá y hacer que el cuerpo se mueva. Mientras estemos en esta tierra y en un cuerpo físico, Dios desea que lo mantengamos lo más saludable posible. Podemos vivir mucho más victoriosamente cuando nuestros cuerpos están alertas, vigorosos y respondiendo a la dirección del Espíritu Santo.