Prioritizing the Most Important Thing

By Tito Roberts, pastor and missions visionary, www.iglesiasenmision.org; Whatsapp 5491159369297; www.enmision.org; www.misionsimple.com

Face to face with the pressing needs of a multitude, and feeling compassion for it, seeing souls “as helpless and scattered sheep without a shepherd”—that is, about to be devoured by wild beasts—What was the first thing that Jesus commanded to do? Pray, or rather, plead.

Let’s carefully read the words Jesus pronounced in Matthew 9.37-38: “Indeed, the harvest is great, but the workers are few. Pray therefore to the Lord of the harvest to send workers into his harvest.”

Notice three important things:

  1. Who says these words: Jesus, the supreme Chief, and the incarnate Wisdom; the only one that can’t be wrong.
  2. To whom he says it: his disciples, who were in the process of formation that would culminate in the voluntary acceptance of what Jesus said in  Luke 9.23 (denying oneself, taking up the cross every day, and following him). He commands them to plead, which is more intensive than asking or praying. It is asking with insistence and perseverance until achieving the request.
  3. For what? So that God would send more workers to reap the harvest. This is one of nearly one hundred and fifty commandments that some biblical commentators tell us are found in the gospels and epistles.

In the upper room, Jesus said that true love or loyalty to Him would be manifested by obeying and keeping His commandments (John 14.15, 21). And in the final paragraph of the Gospel of Matthew—which is part of the Great Commission—He established that part of the ministry of making disciples would be teaching them “to observe all that I have commanded you” (Matthew 28.20).

Among that numerous list of New Testament commands and among “all the things” that Jesus said his followers are to teach and keep is this command: “Pray . . . that he send forth laborers into his harvest.”

Are you and your church praying for new workers to go to unreached people still waiting for the gospel’s good news to reach them?

Pastor Tito Robert

Korean blog (click here)

Portuguese Blog

Priorizando o Que é Mais Importante

Por Tito Roberts, pastor e visionário de missões,  www.iglesiasenmision.org; Whatsapp 5491159369297;  www.enmision.orgwww.misionsimple.com

Face a face com as necessidades prementes de uma multidão, e sentindo compaixão por ela, vendo as almas “como ovelhas desamparadas e dispersas sem pastor” – isto é, prestes a serem devoradas por feras – Qual foi a primeira coisa que Jesus ordenou a fazer? Ore, ou melhor, implore.

Leiamos com atenção as palavras que Jesus pronunciou em Mateus 9.37-38: “Na verdade, a seara é grande, mas os trabalhadores são poucos. Rogai, pois, ao Senhor da seara que mande trabalhadores para a sua seara.”

Observe três coisas importantes:

  1. Quem diz estas palavras: Jesus, o Chefe supremo, e a Sabedoria encarnada; o único que não pode estar errado.
  2. A quem ele diz: seus discípulos, que estavam em processo de formação que culminaria na aceitação voluntária do que Jesus disse em Lucas 9.23 (negar a si mesmo, tomar a cruz todos os dias e segui-lo). Ele os ordena a implorar, o que é mais intenso do que pedir ou orar. É pedir com insistência e perseverança até conseguir o pedido.
  3. Para que? Para que Deus enviasse mais trabalhadores para a colheita. Este é um dos quase cento e cinquenta mandamentos que alguns comentaristas bíblicos nos dizem que são encontrados nos evangelhos e nas epístolas.

No cenáculo, Jesus disse que o verdadeiro amor ou lealdade a Ele seria manifestado pela obediência e guarda de Seus mandamentos (João 14.15, 21). E no parágrafo final do Evangelho de Mateus – que faz parte da Grande Comissão – Ele estabeleceu que parte do ministério de fazer discípulos seria ensiná-los a “observar tudo o que vos tenho ordenado” (Mateus 28.20).

Entre a numerosa lista de mandamentos do Novo Testamento e entre “todas as coisas” que Jesus disse que seus seguidores devem ensinar e guardar está este mandamento: “Orai… para que mande trabalhadores para a sua seara.”

Você e sua igreja estão orando para que novos obreiros cheguem aos povos não alcançados que ainda esperam que as boas novas do evangelho cheguem até eles?

Pastor Tito Roberts

Spanish blog:

La Importancia de Orar

Por Tito Robert, pastor y visionario para misiones, www.iglesiasenmision.org ; Whatsapp 5491159369297; www.enmision.org ; www.misionsimple.com 

Para resaltar la importancia de esta orden podríamos usar una comparación y decir que si admitimos que la evangelización del mundo es en sí misma una guerra espiritual, en ninguna guerra algún soldado, cabo u oficial, puede desobedecer una orden de un superior sin sufrir dolorosas consecuencias.

Orar por obreros, para un discípulo, debería ser algo serio y muy importante.

Es una orden del Jefe supremo.

El enemigo apuntará a impedir la oración.

Este primer paso es fundamental por que la oración es uno de los elementos más potentes con los cuales Dios ha dotado a su iglesia y al creyente individual para realizar la tarea.

Satanás conoce esta verdad mejor que nosotros y siempre ataca este punto clave.

¿Cómo lo hace? Una de sus tácticas favoritas consiste en tratar de desestabilizar al hijo de Dios.

Por esta expresión queremos dar a entender lo que ocurre cuando —aun que sea transitoriamente— dejamos de depender de Cristo, quien es nuestro Centro y nos se paramos de la Vid, a la cual debemos permanecer unidos.

En tal caso damos lugar a que el «Yo egoísta», que está siempre al acecho, ocupe —aun que sea por un corto tiempo—, el lugar de mando y control.

Cuando el creyente permite que Cristo sea desplazado de su lugar central, rápidamente los objetivos que están unidos al Señor —la oración, la salvación de las almas, el testimonio, la evangelización del mundo, etcétera— también se debilitan.

Entonces la oración, en vez de ser usada para conquistar, avanzar, extender el Reino, se torna egocéntrica, y muy pronto las peticiones que hacemos se refieren sólo a nuestras propias necesidades.

Esto se puede comprobar asistiendo de incógnito a la reunión de oración de muchas iglesias y escuchando los pedidos que se hacen y cuál es la característica que predomina. Se confirmará el hecho de que gran parte de las peticiones giran alrededor de «mi persona»: mi trabajo, mi enfermedad, mi familia, mi hijo, mi suegra, etcétera. Y se cumple lo que dice Santiago 4.2-3: «Pedís mal, para gastar en vuestros deleites» (o intereses personales).

Las oraciones por la extensión del Reino —por el envío de obreros, es decir, por los intereses del Señor— si se producen, ocupan el último lugar.

Con no poca razón alguien denominó a la obra misionera como la «cenicienta» de la casa de Dios.

Jesús es nuestro ejemplo El Señor nunca pidió a sus seguidores que hicieran lo que Él mismo no practicaba. «En aquellos días fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos, y es cogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles» (Lucas 6.12-13). Jesús oró y pidió por obreros.

Lo cierto es que la oración es algo así como un engranaje esencial en la maquinaria de la acción y providencia de Dios. No siempre nos es dado saber cómo ni cuándo obra, pero sabemos que funciona, y que es indispensable. Cuando los discípulos se levantaban por la mañana, y Jesús no estaba con ellos, sabían don de encontrarlo: «en un lugar desierto, y allí oraba» (Marcos 1.35).

¿Estamos siguiendo el ejemplo de enfoque misionero de la oracion de Jesus?

La oración continua por los pueblos no alcanzados y los obreros necesarios para terminar la tarea nos mantendrá enfocados en su deseo de que “el evangelio sea predicado en cada pueblo y nación” (Mateo24.14)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *