By Joel Comiskey, check out: Living in Victory
In
2002 a five-year-old boy named Carlos came to Marisol’s home cell group—one of
the hundreds of Elim’s children’s cell group meetings in neighborhoods
throughout San Salvador, El Salvador. Although he was only a child, Carlos was
rebellious, disturbed the other children, and created havoc in the group.
Marisol was patient and continued to invite Carlos to the group, gently
correcting his discipline problems.
The
other children told Marisol not to invite Carlos because his family was
involved in crime. The parents of the other children also warned her that if
Carlos continued to attend the group, they would not allow their children to go
to the cell.
Marisol
felt Carlos’s behavior was a product of his desire to attract attention, so she
decided to visit Carlos’s family to know what was happening. When she arrived
at Carlos’s home, she found out that his father had abandoned him and that he
had grown up with his mother, who was now in prison for theft. Carlos was now
living alone with his older brother and another twelve-year-old boy who was
part of a violent gang. Marisol also learned that Carlos had two uncles who
were killed in gang violence. Neighbors said Carlos’s family was under a
curse.
Marisol
decided to stand-up for Carlos and continued inviting him to the cell. Some
parents stopped sending their children, wanting to avoid exposure to him.
Marisol continued praying and ministering to him, warning Carlos not to follow
the example of his brothers, but to follow Jesus and the Bible. Carlos
eventually received Jesus as his Savior.
Slowly,
Christ began to change Carlos and as Marisol observed those changes, she
allowed him to lead parts of the group. As he assumed more responsibility, his
behavior changed even more. As the years passed, Carlos grew in faith and his
character became more Christ-like. Eventually, he joined a youth cell and was
baptized in water. Carlos is now eighteen years old. He loves Jesus, is
respectful of others, and has graduated from high school, something that no
other family member has ever accomplished. He currently plans on studying
physical education at the University of El Salvador with the goal of becoming a
P.E. teacher.
Children,
like Carlos, are being transformed throughout El Salvador through Elim’s
children’s cell ministry. Mario Vega, the lead pastor of the Elim Church, said,
“If children are not our present focus, the church has no future.” The goal of
Elim is to develop more people like Carlos and change the culture of El
Salvador in the process.
Books and seminars abound on small group dynamics, multiplication, coaching, church planting, and many other cell topics. Yet, the focus usually lies on adult ministry and the discussion of children takes a back seat—or is not discussed at all. Children are the silent majority that can’t argue their case and are often overlooked because they are not a source for revenue or immediate church leadership.
Korean blog (click here)
Portuguese blog:
Não esqueça as crianças
Por Joel Comiskey
Em 2002, um garoto de
cinco anos chamado Carlos veio à célula de Marisol – uma das centenas de
reuniões de grupos de crianças da Igreja Elim nos bairros de San Salvador em El
Salvador. Embora ele fosse criança, Carlos era rebelde, incomodava as outras
crianças e causou estragos no grupo. Marisol foi paciente e continuou
convidando Carlos para o grupo, corrigindo gentilmente seus problemas de
disciplina.
As outras crianças
disseram a Marisol para não convidar Carlos porque sua família estava envolvida
no crime. Os pais das outras crianças também a avisaram que, se Carlos
continuasse a participar do grupo, eles não permitiriam que seus filhos fossem
para a célula.
Marisol sentiu que o comportamento
de Carlos era fruto de seu desejo de atrair atenção, então ela decidiu visitar
a família de Carlos para saber o que estava acontecendo. Quando ela chegou à
sua casa, descobriu que o pai o abandonara e que ele havia crescido com a mãe,
que agora estava presa por roubo. Carlos agora morava sozinho com seu irmão
mais velho e outro garoto de doze anos que fazia parte de uma gangue violenta.
Marisol também soube que Carlos tinha dois tios que foram mortos pela violência
de gangues. Os vizinhos disseram que a família de Carlos estava amaldiçoada.
Marisol decidiu defender
Carlos e continuou convidando-o para a célula.
Alguns pais pararam de
mandar seus filhos, querendo evitar a exposição a ele. Marisol continuou orando
e ministrando a ele, alertando Carlos para não seguir o exemplo de seus irmãos,
mas seguir Jesus e a Bíblia. Carlos acabou recebendo Jesus como seu Salvador.
Lentamente, Cristo
começou a mudar Carlos e, como Marisol observou essas mudanças, ela permitiu
que ele liderasse momentos do grupo. À medida que ele assumiu mais
responsabilidade, seu comportamento mudou ainda mais. Com o passar dos anos,
Carlos cresceu em fé e seu caráter e se tornou mais parecido com Cristo.
Eventualmente, ele se juntou a uma célula de jovens e foi batizado nas águas.
Carlos tem agora dezoito anos. Ele ama a Jesus, respeita os outros e se formou
no ensino médio, algo que nenhum outro membro de sua família jamais realizou.
Atualmente, ele planeja estudar educação física na Universidade de El Salvador
com o objetivo de se tornar um professor de educação física.
Crianças, como Carlos,
estão sendo transformadas em El Salvador através do ministério de células
infantis da Elim. Mario Vega, o pastor principal da Igreja Elim, disse: “Se as
crianças não são nosso foco atual, a igreja não tem futuro”. O objetivo da Elim
é desenvolver mais pessoas como Carlos e mudar a cultura de El Salvador no
processo.
Livros e seminários são
abundantes sobre a dinâmica de pequenos grupos, multiplicação, treinamento,
plantação de igrejas e muitos outros tópicos sobre células. No entanto, o foco
geralmente está no ministério adulto e a discussão das crianças fica em segundo
plano – ou nem é discutida. As crianças são a maioria silenciosa que não pode
argumentar e é frequentemente ignorada porque não é fonte de renda ou liderança
imediata da igreja.
Spanish blog:
No Olvides a los Niños
por Joel Comiskey
En el 2002, un niño de cinco años de edad llamado Carlos llegó al grupo celular de la casa de Marisol, una de los cientos de reuniones de grupos celulares de niños en los vecindarios a lo largo y ancho de San Salvador, El Salvador. A pesar de que era sólo un niño, Carlos era rebelde, perturba a los otros niños, y creaba el caos en el grupo. Marisol fue paciente y continuó invitando a Carlos al grupo, corrigiendo gentilmente sus problemas de disciplina.
Los otros
niños le dijeron a Marisol que no invitara a Carlos porque su familia estaba
involucrada en el crimen. Los padres de los otros niños también le advirtieron que,
si Carlos continuaba asistiendo al grupo, ellos no les permitirían a sus hijos ir
a la célula.
Marisol
sintió que la conducta de Carlos era producto de su deseo de llamar la
atención, por lo que decidió visitar a la familia de Carlos para saber lo que
estaba sucediendo. Cuando llegó a la casa de Carlos, se enteró de que su padre
lo había abandonado y que él había crecido con su madre, quien ahora se
encontraba en la cárcel por robo. Carlos ahora vivía solo con su hermano mayor
y otro niño de doce años de edad, quien era parte de una pandilla violenta.
Marisol también se dio cuenta que Carlos tenía dos tíos que habían muerto en medio
de la violencia de pandillas. Los vecinos dijeron que la familia de Carlos
estaba bajo una maldición.
Marisol decidió apoyar a Carlos y continuó
invitándolo a la célula. Algunos padres dejaron de enviar a sus hijos,
queriendo evitar su exposición a él. Marisol continuó orando y ministrándolo,
advirtiéndole a Carlos a no seguir el ejemplo de sus hermanos, sino a seguir a
Jesús y la Biblia. Carlos finalmente recibió a Jesús como su salvador.
Poco a poco
Cristo comenzó a cambiar a Carlos y mientras Marisol observaba esos cambios, le
fue permitiendo dirigir partes de la reunión. A medida que él fue asumiendo más
responsabilidad, su comportamiento cambió aún más. Mientras transcurrían los
años, Carlos creció en la fe y su carácter se hizo más como el de Cristo. Con
el tiempo, se comenzó a reunir en una célula juvenil y fue bautizado en agua.
Carlos ahora tiene dieciocho años de edad, ama a Jesús, respeta a los demás, y
se ha graduado de bachillerato, algo que ningún otro miembro de la familia
jamás había logrado. Actualmente planea estudiar educación física en la
Universidad de El Salvador con el objetivo de convertirse en un maestro de
educación física.
Los niños
como Carlos, están siendo transformados alrededor de El Salvador a través del
ministerio celular de niños de iglesia Elim. Mario Vega, el pastor general de
la iglesia, dijo: “Si los niños no son nuestro enfoque en el presente, la
iglesia no tiene futuro”.[i] La meta de Elim es preparar a
más personas como Carlos y cambiar la cultura de El Salvador en el proceso.
Los libros y seminarios abundan en la dinámica de grupos
pequeños, en la multiplicación, la supervisión, la plantación de iglesias, y
muchos otros temas sobre células. Sin embargo, el enfoque generalmente se
centra en el ministerio de adultos y la discusión sobre niños es dejada a un
lado—o no se discute en absoluto. Los niños son la mayoría silenciosa que no
pueden defenderse, y a menudo son pasados por alto porque no son una fuente de
ingresos o de liderazgo inmediato de la iglesia.
Esto tiene que cambiar.
Cuando he
realizado seminarios al rededor del mundo, he hablado sobre todo acerca de cómo
las células se aplican a los adultos. Me hacen unas dos preguntas acerca de los
niños en el ministerio celular, pero esto no ha sido mi enfoque principal.
He necesitado cambiar.